«La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer«. El poeta y pensador Bertolt Brecht seguramente no se refería a las profesiones con fecha de caducidad cuando escribió esta frase, pero existir, existen; nos comentan en iprofesional.
Deportistas, toreros y modelos son figuras que tienen una edad laboral finita. Otras, no tan evidentes, como la del experto en marketing, deben evolucionar al ritmo que marcan las nuevas tecnologías si no quieren «morir» profesionalmente en un futuro cercano.
El mercado laboral y sus exigencias cambian vertiginosamente. Y las nuevas tendencias del mundo «tech» han sido el mayor detonante para este darwinismo profesional.
Aunque haya perfiles a los que no les quede más remedio que reciclarse más de una vez durante su vida laboral, «cualquiera de nosotros debe cambiar de mentalidad y tener en cuenta que hay que renovarse. Para eso, la formación constante es fundamental», advirtió Natalia March, consultora de Lee Hetch Harrison.
Marta Romero, directora de Madrid de MOA BPI Group, explicó que hay profesiones que están pasando por una situación complicada y trabajos que, por tanto, están siendo muy poco demandados en estos momentos: «El ejemplo más claro lo encontramos en el sector de la construcción, que afecta tanto a la parte pública como a la privada. Los perfiles de oficina bancaria también están cambiando, primero por el cierre de sucursales y también por el auge del home banking y porque prevalecen los puestos comerciales sobre los que tienen un mayor carácter técnico».
La clave, según los expertos, está en saber redefinirse. El problema, aseguró la directora de Madrid de MOA BPI Group, «es que desconocen los mecanismos, las herramientas y las metodologías propias de un proceso de búsqueda de empleo«.
La revolución industrial arrasó con profesiones propias del mundo rural como el herrero, el colchonero o el afilador. Pero su desaparición fue paulatina.
Hoy, los constantes cambios en el mundo digital están obligando a una adaptación más rápida, una modificación vertiginosa que pasa, además, por una formación continua y por estar al tanto de los cambios en el ámbito de las nuevas tecnologías, ya que, tarde o temprano, puede afectar al funcionamiento de cada profesión.