
La verdad es que muchas empresas se lucen de lo lindo. Yo entiendo que hacer unas instalaciones accesibles, como poco, cuesta su dinero, pero es que me resulta difícil no empatizar con las circunstancias de muchas personas con discapacidad que, como denuncia la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de la Comunidad de Madrid Famma-Cocemfe, tienen dificultades de acceso al empleo precisamente por las barreras arquitectónicas de las compañías.
Por lo visto, Famma-Cocemfe asegura que hay personas con discapacidad a las que, tras una entrevista de trabajo, les llega a decir: “Eres un candidato muy apto y válido, pero no se puede decir lo mismo de nuestras instalaciones”. Este tipo de justificaciones, obviamente, pone en evidencia “la poca intención que empresas y administración tienen para garantizar el principio de igualdad en el acceso al empleo”, afirma la organización. Aún cuando incluso cuentan con ayudas públicas para las adaptaciones.
De hecho, sostienen también que, en muchas ocasiones, las personas con discapacidad, por irónico que parezca, cumplen los requisitos para desempeñar un trabajo mucho mejor que otros aspirantes al puesto sin ninguna discapacidad, pero finalmente no logran el puesto por “la falta de adaptación de las instalaciones”.
En este sentido, Famma-Cocemfe aboga, y no es para menos, por reforzar las inspecciones de trabajo para que controlen la cuota de reserva de personas con discapacidad para su integración laboral (obligatoria por ley-LISMI). Del mismo modo, apuestan por cambios en la educación de los futuros empresarios para inculcar la idea de que “en la realidad y no sólo en el papel, todas las personas tienen derecho a aspirar a un trabajo digno desde la misma línea de salida y no varios metros por detrás”.
Y es que, con razón, también denuncian que la «falta de ética» de muchas empresas que se niegan a adaptar sus instalaciones y a eliminar barreras arquitectónicas para que las personas con algún tipo de discapacidad puedan trabajar en ellas “socava el principio de igualdad que debería regir la contratación dentro del todavía insensible mercado laboral”.
Por lo visto, según dicen la misma fuentes, las empresas utilizan “la tan recurrida excusa de la crisis, que no por cierta debe valer para todo, para negar a estas personas el derecho de desempeñar una labor profesional para la que se encuentran perfectamente cualificadas, en muchas ocasiones más que cualquiera de los otros aspirantes al puesto”.
Para Javier Font, presidente de Famma-Cocemfe Madrid:
“Es inconcebible que en pleno siglo XXI y tras el trabajo que vienen desempeñando múltiples organismos para garantizar la igualdad en el acceso al empleo, continúe habiendo instalaciones sin la pertinente adaptación; y al mismo tiempo indignante que esta razón sea la causa por la que muchas personas con discapacidad no puedan encontrar un trabajo incluso cumpliendo todos los requisitos para desempeñarlo”.