La revista científica JAMA Neurology acaba de publicar los resultados de una investigación que afirma que dosis elevadas de vitamina E podrían ayudar a frenar la progresión de la enfermedad de Alzheimer.
Este estudio revela que la administración de entre 2.000 y 3.000 Unidades Internacionales (que es la unidad de medida que se emplea para vitaminas, hormonas o sustancias biológicamente activas) de vitamina E resulta eficaz para retrasar el declive en pacientes con Alzheimer leve o moderado.
Además, este trabajo indica que con la mejora que implica la recepción de la vitamina E se reduce el tiempo que emplean los cuidadores en la asistencia a los pacientes.
Para la realización del estudio se ha contado con una muestra de 613 individuos de 14 centros médicos de Estados Unidos a los que se dividió en varios grupos y se les realizó un seguimiento durante dos años y cuatro meses.
Al primer grupo se le administró una dosis diaria de 2.000 UI de vitamina E; el segundo, 20 mg de memantina, un compuesto que se ha mostrado eficaz en pacientes con Alzheimer; el tercer grupo recibió una combinación de ambas y el cuarto un placebo.
Los resultados de la investigación concluyeron que los participantes que recibieron vitamina E tuvieron un declive funcional más lento que los que recibieron placebo y su tasa anual de disminución de Actividades de la Vida Diaria (AVD) se redujo hasta en un 18%. Sin embargo, ni la memantina ni la combinación de vitamina E y memantina mostraron beneficio clínico en este ensayo.
Esta reducción supuso, además, que los cuidadores tuvieron que emplear menos tiempo en realizar sus tareas (en total cerca de dos horas diarias) algo muy importante para evitar el llamado ‘síndrome del cuidador quemado’, un trastorno que se produce por el absoluto agotamiento mental y físico de la persona que cuida al paciente y que deriva de enfrentarse de forma diaria a una situación nueva y muy estresante para la que no se está preparado.