El sueño de Eleanor

Algunas piezas cinematográficas dejan huella. Otras, noquean al espectador, sacándolo de su indiferencia y obligándole a sentirse cómplice. Este es el caso de ‘El sueño de Eleanor’, una pequeña historia de apenas dieciséis minutos que sintetiza el sueño de una mujer, Eleanor Roosevelt (Nueva York, 1932- 1944), que puso en práctica un salmo que rigió su vida: “el futuro pertenece a aquellos que creen en la belleza de su sueños”.

A esta mujer no se la recordará por ser Primera Dama, esposa de Franklin Roosevelt, que también, sino y sobre todo por presidir el Comité que aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un texto que rechaza la tortura, la esclavitud, y que propone como único modelo válido el respeto por la dignidad humana.
 

El filme, dirigido por Lluís Danés, posee una belleza plástica de una fuerza tremenda. Al comienzo del mismo, vemos cómo una mujer sin piernas se mueve en círculos ayudándose de una especie de triciclo antiguo, simbolizando las enormes ataduras contra las que han de rebelarse aún a día de hoy millones de mujeres. Especialmente sugerente es la alegoría del mundo en guerra, representando por dos hombres que taconean sobre una tarima.

Mientras, numerosos rostros conocidos verbalizan la terrible realidad que nos rodea: se fabrican más de ocho millones de armas en el mundo cada año; 16.000 millones de municiones anualmente; una de cada tres mujeres de todo el Planeta conoce de primera mano algún tipo de violencia; cada doce meses mueren 30.000 niños producto de la pobreza; hay cientos de mujeres con discapacidad que sufren una doble discriminación; 60 países siguen aplicando la pena de muerte; más de 20.000 personas esperan en el corredor a expirar; hay 528 medios de comunicación censurados, el 70% de los pobres son mujeres…

Datos atroces con los que convivimos a diario como si no nos comprometieran. Y claro que nos comprometen. Cada uno de nosotros está obligado a trabajar por la paz para que lo que consiguieron personas como Eleanor no pierda el sentido.

Es cierto, hay violaciones, muertes por partos practicados en condiciones imposibles, niños esclavizados, redes de prostitución que denigran a cientos de miles de mujeres en todo en mundo… el panorama parece desolador. Sin embargo, hay motivos para la esperanza.

Poco a poco, los países van aboliendo la pena capital, la mujer se gana a pulso sus derechos –que no son, ni más ni menos, los mismos de los que disfrutan los hombres por serlo-, cada vez queda menos impune cometer crímenes de lesa humanidad. Hay 40.000 ONG desplegando todo su potencial para conseguir un mundo más justo.

Son muchos los intelectuales y artistas que han querido participar en esta pequeña –por la duración, que no por su contenido- película: Pedro Guerra, Víctor Manuel, Ana Belén, Anabel Alonso, Sara Baras, Pitingo o Amancio Prada entre otros, son algunos de los que se han ofrecido a colaborar en este proyecto. Pero cada espectador tendrá que hacer lo propio, buscarse su camino para consolidar el sueño de Eleanor. No estamos peor que hace 60 años, cuando el mundo había enfermado –física y anímicamente- tras las dos guerras mundiales. Pero todavía queda mucho camino por recorrer.

“El mundo de mañana está en nuestras manos. Mañana es ahora”.