Sabido es que quienes más sufren la enfermedad de Alzheimer, aparte de los propios pacientes, son los familiares. Pero hay gente para todos los gustos. Por ejemplo, Eduardo Nicolás Navarro, con tan solo 15 años ha sabido aprender de la enfermedad, que hace mella en su abuela y en su tía.
El dolor familiar que causa el Alzheimer le motivó para querer saber más sobre la enfermedad. Por eso, comenzó a investigar, especialmente en lo que al tratamiento del paciente se refiere. Y no fue en balde.
Su estudio, al principio una mera curiosidad por comprender mejor lo que sufría tan de cerca, poco a poco, se fue convirtiendo en un talentoso trabajo que ha merecido dos distinciones en la XXIII Muestra Internacional de Ciencia y Tecnología (Mostratec), celebrada en Brasil.
El estudiante del 9º año de la Escuela de Comercio República de Panamá de Concepción, denominó la investigación “Aprendiendo a transitar juntos el laberinto del mal de Alzheimer: para cuidar hay que saber hacerlo”.
“El trabajo lo hice para que, tanto mi familia como yo estemos informados sobre este terrible mal con el que convivimos diariamente. Es una forma también de tratar de mejorar la calidad de vida de mi abuela y de otras personas”,
explicó el joven, quien elaboró una guía para familiares y cuidadores de enfermos en la que brinda pautas para la atención del paciente. Todo un ejemplo de carácter de cómo extraer de lo ‘malo’ lo mejor.