
Periodista de formación, piloto de aviones 767 de profesión y repartidor de balones de fútbol a niños pobres con el objetivo de hacer felices a los más desfavorecidos. Él es el estadounidense Trevor Slavick, que ha logrado unir sus pasiones en la ONG Little Feet.
Todo empezó el verano de 1999, cuando, tras sacarse el título de piloto de avión, empezó a volar por Centroamérica y por Sudamérica. Un día, en el aeropuerto de San Pedro (Honduras), llevaba un balón de fútbol y se encontró con dos niños que estaban limpiando zapatos. Les dio la pelota. Este simple hecho le hizo pensar que:
“Algo tan simple como un balón de fútbol, que puedes llevar a cualquier sitio, puede traer la felicidad a mucha gente. No hay nada más gratificante que echar un buen partido, así que desde entonces llevo una pelota conmigo”.
Años más tarde, un amigo periodista le pidió algunos balones para que los soldados de Irak se lo dieran a los niños de la guerra. Entonces, orfanatos de todo el mundo (en Méjico, Honduras, India, Ruanda…) contactaron con Trevor porque querían balones para sus pequeños.
Como no tenía pelotas para todo el mundo se puso en contacto con algunas compañías que aceptaron ayudarle y fue cuando creó Little Feet, un proyecto para que cualquier niño del mundo pudiera tener un balón de fútbol. Con este fin, el equipo de esta ONG ha donado más de 70.000 pelotas en más de 40 países. Lo que más le gusta a Trevor de este deporte es que:
“El fútbol rompe barreras entre los ricos y los pobres. Da igual en que país hayas nacido, de que tribu vengas, lo que sean tus padres. El fútbol une fronteras, descarga endorfinas y hace que nos olvidemos un poco más de nuestros problemas. Me llama mucho la atención ver como los niños más pobres son los más felices”.