
La primera vez que oí la frase ‘vales más que un potosí’ entendí sin atisbo de duda que potosí debía de ser algo, cuanto menos, valioso. Y, de hecho, uno investiga en Wikipedia y efectivamente descubre que fue una moneda de curso universal como lo es hoy en día el dólar o el euro.
Pero, claro, el nombre no apela sólo a la moneda sino, y muy especialmente, a la ciudad boliviana que en otra época vivió tamaño esplendor que allí acudían inmigrantes, tal y como ocurre hoy en muchas urbes, en busca de fortuna y con la sana esperanza de realizar, así solía decirse allí, su ‘sueño potosí’.
En su tercera acepción, por seguir con el mismo argumento, potosí también es una zona que, como la Comunidad de Madrid respecto a la capital española, alberga un área más amplia que únicamente la ciudad homónima. Pues bien, lleguemos a la actualidad. Resulta que, irónicamente, el tiempo ha pasado y hoy es noticia esta zona de Potosí, otrora exuberante en riquezas, precisamente por lo contrario, es decir, por ser una de las más deprimidas del globo.
Y encontramos en esas lejanas tierras dos municipios, Ckochas y Puno, que al estar circunscritos en un entorno muy riguroso, el altiplano andino, sufren la escasez en la disponibilidad del agua que repercute negativamente al cultivo agrícola y a la actividad ganadera. No en vano la población de la zona tiene una seguridad alimentaria muy precaria y demandaban urgentemente ayuda.
Por fin hoy llega ese valioso ‘potosí’ a la zona empobrecida del mismo nombre. Casi 226.000 euros financian un proyecto humanitario impulsado por Cáritas España y que ejecutará en la zona Cáritas Bolivia para mejorar la calidad alimentaria de las familias de 20 comunidades rurales bolivianas.