Un megaproyecto simulará el cerebro humano para tratar enfermedades cerebrales como el Alzheimer

Las secciones de un cerebro representadas sobre un bustoNos llegan noticias de un megaproyecto europeo que simulará el cerebro con ordenadores y que permitirá tratar enfermedades cerebrales como el Alzheimer, desarrollar prótesis para personas con discapacidad e incluso robots inteligentes. Para ello aúnan esfuerzo trece instituciones y centros de investigación de una decena de países.

Hablamos del ‘Proyecto Cerebro Humano’ (HPV, según sus siglas en inglés), que es una de las seis propuestas preseleccionadas por la Comisión Europea para participar en la iniciativa comunitaria que busca poner en marcha equipos de investigación multidisciplinares a gran escala.

A través de tecnologías de supercomputación se logrará imitar el funcionamiento del cerebro para mejorar en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades cerebrales, entre ellas el Alzheimer, y avanzar hacia tecnologías de baja energía con una eficacia similar a la del cerebro.

La Comisión Europea tiene previsto que los trabajos que se realicen a través de este megaproyecto abarquen un periodo de tiempo de aproximadamente 10 años y reciban una financiación de hasta 100 millones de euros por año.

El centro que lidera la iniciativa es la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) donde es investigador Henry Markram, que resulta que es el coordinador de HPV. Este científico sostiene que el objetivo fundamental del proyecto:

“Es elaborar un modelo computacional detallado del cerebro humano para avanzar en la comprensión de este órgano y el tratamiento de sus enfermedades”.

Los investigadores basan sus experimentos en la idea de que el cerebro humano trabaja como un equipo “inmensamente eficaz de auto-aprendizaje, auto-reparación y de eficiencia energética”. Por esta razón, consideran que imitar su funcionamiento permitiría revolucionar la tecnología de la información, la medicina y la sociedad, “incluso antes de que el proyecto logre sus objetivos finales”.

Según apunta Markram, no se trata de un proyecto que la industria y las empresas puedan desarrollar por sí mismas. Por ello, requiere obligatoriamente la integración de gran cantidad de información:

“Y para eso hace falta colaboración. Europa necesita que esto salga adelante”.

Por este motivo, el consorcio integra a 13 universidades e institutos de investigación de Suiza, Alemania, Suecia, Reino Unido, Francia, España (con la Universidad Politécnica de Madrid), Países Bajos, Italia, Austria, Polonia e Israel.