A los 97 años la mente puede estar más lúcida que nunca. Como muestra, un botón: el teólogo y jesuita José María Díez-Alegría (Gijón, 1911), que lleva toda su vida comprometido con los más pobres. La gente sin recursos del Pozo del Tío Raimundo le recuerda casi cada día. Porque él hizo posible que muchas familias salieran adelante.
Personas mayores como él son todo un ejemplo a seguir. Él, por su parte, lo tiene claro:
“Trabajar con los más desfavorecidos ha sido toda mi vida mi manera de proclamar la palabra del Evangelio”
Y sabe lo que quiere:
“A mi edad, sigo fiándome de Dios, riéndome de mí mismo, pidiéndole que nos mande más y más el influjo de su espíritu para combatir la violencia, el odio, el egoísmo y el afán del dinero, que nos alejan del reino de Dios”