Grefa, el hospital de los animales

Son animales que están heridos, enfermos o muertos. En la mayoría de los casos, la mano del hombre ha tenido mucho que ver.  Águilas, jabalíes, culebras o galápagos son algunos de los animales que GREFA (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat) recoge y rehabilita en sus instalaciones, a la espera de recuperarlos y devolverlos a su entorno.

El Hospital de GREFA está a las afueras de Madrid, en el Monte del Pilar. Lo que se respira y se oye en sus seis hectáreas de recorrido es naturaleza. Aunque algunas de las instalaciones del centro están por construir todavía, se perfilan las dimensiones de un centro que ya da cobijo a decenas de animales.

Por hablar de cifras y solo el pasado año, este hospital atendió a casi dos mil animales, en su mayoría aves (un 75%), seguidas en menor número de reptiles y mamíferos. Muchos ingresaron por culpa del hombre: electrocuciones, atropellos, disparos, envenenamientos…

El centro se encarga de recoger o capturar el animal, de tratarlo, rehabilitarlo y devolverle a su entorno.

“La logística es muy sencilla: recibimos una llamada que suele ser de un particular o de la guardia civil en la que se nos informa de la aparición de un animal herido o muerto. Lo recogemos y lo traemos aquí para realizarle una serie de pruebas que nos indiquen qué le ha ocurrido”,

comenta Irene López, veterinaria del hospital.

La captura de estos animales en la naturaleza está muy organizada. La Obra Social Caja Madrid colabora con efectivos para ello.

«En invierno siempre hay una persona y un coche disponibles las 24 horas del día. En verano duplicamos los recursos»,

explica Deborah Fernández- Infante, especializada en rescate de fauna.

Las instalaciones cuentan con diferentes departamentos que se dividen el trabajo. En el laboratorio clínico se toman muestras de los animales para conseguir pruebas diagnósticas; en la enfermería se curan las heridas; el laboratorio de necropsias estudia en los animales muertos las causas de la defunción, y en la zona de rehabilitación se consigue devolver a los “pacientes” la movilidad y fuerza necesaria para volver a casa.

«A veces es difícil tratar a algunos de ellos. Hay que tener en cuenta que son completamente salvajes. Muchos tienen pánico al hombre, se estresan, y cuando entras a curarles se hacen daño porque tratan de huir. Es importante tener en cuenta las características de cada animal para tratar de hacer aquí su estancia lo menos difícil posible”,

comenta Irene.

Águilas, búhos, hurones, galápagos, cigüeñas, culebras, buitres y un largo etcétera pasan anualmente por estas instalaciones. Influye mucho la época del año en cuanto a visitantes. La temporada más intensa es en verano, durante la época de cría cuando, por ejemplo, cientos de polluelos se han caído del nido. En cambio, en invierno la gente sale menos de paseo y se producen menos ingresos.

Pero no es bueno que pasen demasiado tiempo en el hospital así que se esfuerzan en ser rápido en la sanación. No obstante, a pesar de que el animal recupera su libertad, será seguido durante el resto de su vida.

“Anillamos a todos los animales que han pasado por aquí. Es muy importante hacerles un seguimiento para saber si recuperan su vida normal, migran como los demás o qué ocurre con ellos”,

comenta Fernando.