Si su hijo confunde letras y palabras cuando lee, tiene dificultades para atarse los cordones o se muestra torpe al realizar ciertas acciones como servirse un vaso de leche, probablemente padezca dislexia, un trastorno de origen neurobiológico que afecta a miles de niños en todo el mundo.
Conozcamos más de cerca la dislexia, una de las principales causas del temido fracaso escolar que, sin embargo, es ignorada por la mayoría de la población.
La Federación Española de Dislexia (FEDIS), se constituyó legalmente en 2006 con la intención de ayudar en todo lo posible a las familias de personas con dislexia y de procurar que todas ellas reciban la educación adecuada a edades tempranas. Su presidente, Iñaki Muñoz, define de la siguiente manera este trastorno del aprendizaje:
«La dislexia afecta en torno al 15% de la población escolar y se calcula que 38 millones de europeos la padecen. Se manifiesta principalmente en la lectura y la escritura. “Son personas que confunden u omiten letras cuando leen o que tienen muchas faltas de ortografía cuando escriben”
Los disléxicos no tienen porque tener un coeficiente intelectual inferior al de la media de la población. De hecho, según aseguran desde la Federación Española de dislexia, el coeficiente intelectual de las personas que padecen este trastorno suele ser más elevado que el de la media de la población. Muñoz comenta lo siguiente cuando se le pregunta por un tratamiento para la dislexia:
«Lo que necesitan es un metodo de aprendizaje distinto al habitual. Los disléxicos aprenden mejor utilizando todos los sentidos, no únicamente el de la vista. Los sistemas de enseñanza habituales no están preparados para personas que requieren un aprendizaje multisensorial, a través de programas informáticas, por ejemplo».
Albert Einstein, Bill Gates o Picasso, tres personas que han alcanzado el éxito en sus respectivos campos científicos o artísticos tenían dislexia. Este hecho demuestra que un trastorno como este, no tiene porque impedir que una persona alcance su máximo potencial.