La heroína, el polvo blanco que causó estragos en la década de los 80; la otra ‘movida’ que acabó con muchos jóvenes en la flor de la vida. Una droga que ha estado siempre vinculada a la marginalidad, con enganchados tirados en la calle, en los suburbios de la ciudad o deambulando como zombis sin poder dejar de pensar en ella.
Ante esta lacra, la metadona se presentó como salvación de muchos de estos adictos. Administrada bajo control médico, disminuyó la mortalidad por sobredosis y otros riesgos asociados al consumo. Es más, con ayuda de la “meta”, algunos han salido adelante y han podido reinsertarse.
Ahora se encuentra en las farmacias una nueva terapia, basada en la combinación de dos sustancias; la buprenorfina y la naloxona, que viene a sumarse a la metadona en la lucha contra la dependencia a la heroína.
El doctor Javier Álvarez, director del Instituto de Estudios de Alcohol y Drogas de la Universidad de Valladolid, ha destacado, en unas jornadas sobre adicción a opiáceos en Alicante, la importancia del nuevo medicamento:
“Es una nueva opción de la que se pueden beneficiar los pacientes que no estaban bien controlados o no toleraban el tratamiento con metadona u otros opioides».
El fármaco, que ya está incluido en la cartera de prestaciones de algunas comunidades como Murcia:
«Ayuda al clínico a normalizar el tratamiento del paciente adicto a la heroína, de forma que pueden administrárselo en casa como hacen con otros medicamentos».
Además, en cuanto a la seguridad de este medicamento,
«no hay ningún riesgo de que haya una desviación hacia su uso intravenoso, es decir, de que el paciente se inyecte el fármaco, ya que sencillamente inyectado no tiene efecto»,
según explicó como el doctor Bartolomé Pérez, psiquiatra del Hospital Universitario de San Juan de Alicante.
Asimismo, el experto destacó que la combinación de buprenorfina y naloxona reduce el riesgo de sobredosis debido a su «efecto techo», es decir, a que llega un momento en el que la ingestión de más fármaco del necesario no produce un mayor efecto.
En definitiva, los especialistas destacan la importancia de estas terapias que ofrecen a los drogodependientes alternativas dirigidas no sólo al control de su adicción, sino también hacia su normalización, posibilitando su integración social y laboral.