¡Prepárate para el frío!

Acabamos de entrar en el mes de noviembre y el termómetro ya empieza a congelarse. Las personas mayores son más vulnerables a las variaciones de temperatura y su salud puede resentirse ante los cambios bruscos de estación.

Para evitar riesgos la Comunidad de Madrid incluye en su “Portal de Salud” múltiples y buenos consejos para que se protejan los ancianos. A continuación le ofrecemos alguno de ellos:

¡Qué viene la gripe! Este virus en una persona de edad, con pocas defensas o con una salud comprometida, puede llegar a ser grave. Por eso, no olvide su vacuna. Póngase en contacto con su Centro de Salud y siga los consejos de los profesionales sanitarios.

¡Aumente sus defensas! Con dieta rica en vitamina C. Es la época de las naranjas y otros cítricos. Con comida sana y abundante.

¡Ataque al primer síntoma! A la menor sensación de catarro ¡cuídese!Abríguese bien y trate de inhalar vapores de eucaliptus. Si nota que su estado general está afectado haga reposo, beba suficiente líquido y procure sudar. No beba alcohol ni fume. No tome antibióticos si no han sido recetados por su médico. Consulte con él la conveniencia de mejorar sus defensas con algún fármaco adecuado.

Ande yo caliente…. Evite las exposiciones prolongadas al frío y los cambios bruscos de temperatura. Salga a pasear en horas que no sean de digestión y cuando la temperatura ambiental sea más suave, con ropa cálida y de abrigo. Utilice guantes y calcetines de lana. Anímese y ¡póngase sombrero!

Mejore su circulación. El frío frena la circulación de la sangre y pone en peligro a personas que sufren isquemias y otros problemas de corazón o que tienen un escaso riego sanguíneo en sus extremidades. Camine diariamente, por terreno llano, llevando una marcha rítmica algo más lenta al principio y al final del paseo. Utilice zapatos cómodos de punta cuadrada. Masajee pies y piernas con una crema hidratante, al volver del paseo, empezando siempre desde los pies y siguiendo por las piernas y muslos.

 Renuncie a anquilosarse, no se nos vuelva torpón. En invierno se sale poco de casa, apetece estar en la butaca, o en la cama bien abrigado. Existe el peligro de una inmovilidad excesiva. Las articulaciones y los músculos que no trabajan se endurecen, se atrofian y pueden conducirle a una torpeza progresiva y en algunos casos a la invalidez.

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