El legado de Vicente Ferrer perdurará para siempre

Foto: Fundación Vicente Ferrer
Foto: Fundación Vicente Ferrer

Desde aquí queríamos unirnos a los miles de personas que querían al gran cooperante Vicente Ferrer, fallecido el día 19 de junio después de algunas complicaciones en su enfermedad cardiaca y la embolia que sufrió recientemente. Una avalancha de mensajes no ha dejado de llegar a su web, donde todos han tenido la oportunidad de darle un último adiós y animar a su familia. 

Recojo aquí las palabras de respuesta de su esposa y su hijo que he podido leer en su web: 

«Sé que todos sentimos que Vicente ha llevado a cabo mucho más que una gran obra en el transcurso de su vida. Ahora ha llegado su momento de descansar en paz, y el nuestro de continuar con la gran labor que él comenzó así como de difundir sus ideales de compromiso con los más desfavorecidos y ‘la acción’ para remediar el sufrimiento de este mundo».

La muerte de Vicente Ferrer no dejará huérfanos a los más de dos millones y medios de indios a los que su fundación ayuda desde hace más 30 años. Su viuda, Ana Ferrer y su hijo Moncho,  aseguran el legado de  Ferrer en el estado de Andhra Pradesh (India).


Los 1.950 trabajadores de la Fundación Vicente Ferrer, propuesto recientemente por los internautas para el Nobel de la Paz, están hoy tristes, pero tranquilos, saben que la continuidad de la obra de Vicente Ferrer en la India está asegurada.

Moncho, su único hijo varón, hace años que tomó las riendas de ese ingente proyecto que ha llevado vida a más de 2.287 pueblos del deprimido estado de Andhra Pradesh, en el sur de la India.
   
Además, por si había alguna duda el director general de la Fundación Jordi Folgado, ha declarado nada más conocerse la muerte de Ferrer que:

«Desde la Fundación que lleva su nombre, nos comprometemos a seguir su trabajo para mantener viva en la memoria colectiva la figura de Vicente Ferrer».

Como todos sabéis, Ferrer creó en Anantapur, una ciudad del estado de Andhra Pradesh, su cuartel general desde donde se coordina un pionero sistema de proyectos de desarrollo integral basado en seis áreas de trabajo: educación, vivienda, mujer, sanidad, ecología y personas con discapacidad, que han llevado la esperanza y el futuro a una de las zonas más pobres del mundo.
   
Una trabajadora de la Fundación nos contaba:

«Su obra está muy consolidada. Las empresas que colaboran con nuestro proyectos, y los padrinos, saben que vamos a seguir con nuestros proyectos como lo estábamos haciendo, es más, estamos ya trabajando con pueblos que no pertenecen a Andhra Pradesh, ampliando nuestra área de influencia».
   
«Hoy estamos todos tristes, pero esperanzados porque la continuidad de su obra está garantizada», añadió.

Hoy en muchos pueblos del estado de Andra Pradesh, se llorará a este hombre menudo, de amplia sonrisa y enorme corazón al que veneran como si se tratara de un santo, pero seguro que los niños que apadrina esta organización estarán aprendiendo a leer en sus aulas de la sede Ananatapur, al igual que sus compañeros ciegos, que quizás canten alguna canción en honor de su benefactor.
   
En el hospital de Batalapali, gestionado por la Fundación y el Gobierno Indio, a pocos kilómetros de Anantapur, nacerán varios niños hoy, que serán lavados por sus abuelas en el patio central, pero aunque Vicente no acariciará hoy sus cabecitas, sus colaboradores seguirán asistiendo partos de niños que luego irán a las escuelas y se librarán del hambre y la miseria.

«Para mí, mi esposo no se ha marchado, sino que vive en cada rincón de Anantapur y en cada parte del trabajo en nuestras aldeas. Para todos nosotros en India y en España, él sigue viviendo a través de sus sencillas palabras y mensajes, que tienen significado para todas las personas, sea cual sea su credo o condición».

Hasta siempre Vicente, con todo nuestro cariño.