El cambio climático también afecta al vino

Foto: Bodegas de Paternina
Foto: Bodegas de Paternina

De viaje por La Rioja me pasé a ver las bodegas de Paternina y se me ocurrió la pregunta de si el cambio climático estaba afectando el vino. Ni corta ni perezosa, al final de la visita pedí por favor a Carlos Estecha, director técnico de las bodegas, que me resarciera de ciertas dudas.

Estecha afirma que sí, que el incremento de la temperatura ya ha afectado al vino en el sentido de que los grados alcohólicos son bastante más altos que antaño. Paulatinamente, han ido subiendo. De hecho, me contó que:

“En los años 60 y 70 era muy frecuente encontrar vinos con 11,5º alcohólicos o 12º como máximo, ahora en esta zona los encontramos de 13,5 y 14º. Esto se debe al incremento de la temperatura, aunque también es cierto que los clones y las tierras son más productivos porque las explotaciones buscan la maximización del beneficio”.

Por lo visto, el incremento de las temperaturas producido por el cambio climático también está provocando que las plantaciones de viñedos se vayan desplazando hacia zonas cada vez más altas. Sin embargo, también mi curiosidad sigue su curso natural y sigo interpelando al director técnico de la bodega: ¿Qué es el vino ecológico?

“Hay dos tipos de vino: el vino procedente de viticultura ecológica –yo hago uno que se llama ‘Banda verde’- y caldos totalmente ecológicos. Estos últimos no me gustan, mientras que los primeros me fascinan. La viticultura ecológica supone un respeto absoluto por la tierra y por la planta. Es decir, no permite la aportación de abonos químicos (pesticidas, fungicidad, sacaricidas…) porque es un tratamiento totalmente natural del viñedo, hace que la uva aparezca con una forma natural. Las trazas de elementos de aportación externa no aparecen y, por lo tanto, son vinos mucho más naturales”.

Es increíble encontrar temas de ecología allí donde vas. Sigo escuchando embelesada:

“También es cierto que la propia normativa en cuanto a tratamientos del viñedo cada vez es más estricta y no permite la aportación de elementos químicos, pero me fascina hacer vinos de viticultura ecológica, me encanta su sabor y, además, tienen un mercado. En España no son todavía muy consumidos, pero sí en Holanda, Alemania y otros países nórdicos. Tenemos clientes incluso en México y EEUU, pero en España todavía no se conoce suficientemente ni los vinos ecológicos, ni los procedentes de viticultura ecológica”.

Y este dato me llama mucho la atención. ¿A qué se debe esto?

“El viñedo ecológico es bastante más caro, los rendimientos son menores y esto es así porque no se va buscando la rentabilidad, sino un adecuado tratamiento del viñedo para obtener un determinado tipo de vino. Si obtienes menos kilos de uva por hectárea, tienes menos litros y esto repercute en el precio de la botella. Son vinos que ahora resultan caros a la población, aunque realmente no lo son”.

Entonces, ¿hacia dónde camina el vino? ¿Cuál es el vino del futuro? ¿Es ecológico?

“Sí. Será un vino bien explicado, es decir, que sea lo más natural posible, con el número de tratamientos menor y que esté bien contado. Esto quiere decir que se explique su historia, su cultura. Para mí el vino tiene que reencontrarse con su origen y con su procedencia. Quiero que el vino tan técnico se olvide, nada de una cepa tal o cual, la acidez, el color, el PH… la gente quiere un vino natural y una historia, y cuanto más ecológico mejor”.

A mí saber un poco más del medio ambiente y la ecología aplicado al vino me ha dejado buen sabor de boca, pero si pasáis por allí, para buen gusto el que deja el crianza Graciela. Soy prácticamente abstemia, pero me enamoró del todo.