Mientras lees estas líneas, unas 190.000 personas nacidas en la República Democrática del Congo sufren mil y una penurias tras haber huido de la violencia desatada en octubre del año pasado en la provincia de Ecuador.
Los enfrentamientos empezaron por disputas intercomunitarias sobre derechos agrícolas y pesqueros, pero más tarde se extendieron a otras partes de la provincia.
Por ello, este gran grupo humano tuvo que movilizarse hacia distintos lugares. Unos 60.000 se desplazaron dentro de la misma región congolesa, unos 17.000 hacia la limítrofe República Centroafricana y otros 114.000 hacia la República del Congo.
Cabe precisar que la República Democrática del Congo limita con la casi homónima pero diferente República del Congo.
Ante esta situación, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) lanzó un llamamiento de 59 millones de dólares (unos 43,5 millones de euros) para desarrollar tareas de asistencia y labores humanitarias en favor de al menos 110.000 refugiados.
John Holmes, coordinador de Ayuda Humanitaria de la ONU, señaló que el pueblo y el Gobierno de la República del Congo han respondido generosamente a la atención de los desplazados. Sin embargo, recordó que todas estas personas cuentan con recursos muy limitados y que la mitad de la población congoleña subsiste con 1,25 dólares diarios.
“Es necesario el apoyo de la comunidad internacional”, exhortó Holmes.
A estas 190.000 personas se suman otras 58.000 que viven en las comunidades que acogen a los refugiados y que también sufren por el hambre y la carencia de vivienda. Según la OCHA, de los 190.000 refugiados, 82% son niños y mujeres.
Cabe precisar que la República Democrática del Congo es uno de los países más empobrecidos del mundo. Su PIB per cápita sólo alcanza los 1.379 dólares americanos (el de España llega a 30.120).