Dicen que la cantidad y la calidad de las frutas, verduras y hortalizas producidas en nuestro país lo convierten en la «huerta de Europa». Una denominación fruto de siglos de tradición hortofrutícola que, en lugares como Valencia, se remonta a la época de los romanos.
El entorno de la Albufera de Valencia es, desde hace siglos, un lugar perfecto para el cultivo de arroz, hortalizas y cítricos. Sin embargo, tras décadas de expansión urbana y crecimiento industrial, éste y otros espacios cultivables, a lo largo y ancho del mundo, han ido perdiendo terreno, y ahora, diferentes organismos reclaman la vuelta a un modelo tradicional más sostenible.
Y lo cierto es que cada vez se apuntan más personas de nuestro país a la agricultura ecológica, lo que se refleja no sólo en el número de hectáreas, casi un millón, sino también en el número de productores, que ha pasado de 15.607 en 2001 a 21.291 en 2008, según datos del INE.
Una tendencia a la que se han unido diferentes ayuntamientos, como el alicantino de Rojals. Haciendo honor de la tradición agraria de la comarca, el consistorio acaba de anunciar un proyecto ecológico para potenciar la huerta tradicional.
27 parcelas de 50 metros cuadrados en los que los vecinos podrán, además de plantar productos ecológicos y recuperar frutos autóctonos prácticamente desaparecidos, aprender acerca de los beneficios de la agricultura ecológica para la salud, así como conocer de primera mano cómo se reciclan los residuos que crean las propias huertas por medio de la utilización del compostaje.
Actualmente el proyecto de Rojals se encuentra en su fase germinal, aunque, según fuentes del ayuntamiento, pronto se adjudicarán las obras para adecuar los terrenos que se otorgarán a los particulares mediante concesión administrativa a cambio del pago de unas tasas que, afirman, «serán mínimas».