Los murciélagos odian a Drácula

imagen de un murciélago colgado de un árbolSiendo el 2010 el Año de la Biodiversidad, no podíamos dejar pasar estos doce meses sin hablar de un animal que representa la quinta parte de las especies de mamíferos vivos en la actualidad: el murciélago.

Con un aspecto de rata con alas, lo cierto es que es muy poco lo que se sabe de este animal. Una ignorancia que se refleja incluso en su denominación científica, quiróptero, que etimológicamente, viene a decir algo así como «mano ala».

Quizás, sea porque acostumbran a vivir en cuevas y a deambular por la noche. Quizás contribuya también el hecho de que a algunos les gusta la sangre, pero lo cierto es que no les guardamos especial cariño. Películas como Drácula, en la que se asociaba al murciélago con el vampiro,  no han contribuido demasiado a mejorar su imagen. Cientos de persecuciones a raíz de la película pusieron en peligro su supervivencia.
Pero lo cierto es que los murciélagos son unos animales inofensivos, al menos para la raza humana. Porque cerca del 70% de las especies se alimentan de insectos y la mayor parte del resto de fruta, siendo pocos los que hacen de la sangre el centro de su dieta.

Además, sus aportaciones a la biodiversidad no se ciñen al número de especies que recorren los cielos nocturnos, sino también a su papel de polinizador, contribuyendo a la dispersión de semillas, por lo que muchas plantas tropicales dependen completamente de ellos.

Y dentro de sus virtudes podemos dar más datos sorprendentes que arrojen luz a la oscuridad con la que se nos muestran. Por ejemplo, para los murciélagos, el frío y el dar a luz digamos que no les da muchos quebraderos de cabeza. Así, su capacidad de hibernación es sorprendente, pudiendo sobrevivir durante meses a temperaturas frías, incluso dentro de los frigoríficos. Como sorprendente es también el hecho de que las hembras puedan programar la fecha del parto.

No queríamos, sin embargo, terminar este breve repaso sin hablar de su situación en nuestro país. Actualmente, los colectivos ecologistas alertan sobre las consecuencias que el aumento de visitas a las cuevas y las iniciativas de conservación de yacimientos arqueológicos tienen en la supervivencia de estos animales, que ven atacado su ecosistema.