Si vas en silla de ruedas, ¡prueba a utilizar el metro!

Foto: Servimedia
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Hace tiempo le conté a mi compañero Pier que me daba miedo montar en metro porque no lo veía un buen medio de transporte para usuarios de silla de ruedas como yo, ya que había tenido alguna experiencia un poco negativa al respecto.

Pues bien, decidí antes de verano enfrentarme a esos temores y utilizar este transporte público para conocer sus líneas, vagones, trayectos, recorridos… y ver de primera mano si era realmente posible viajar en metro solo y en silla de ruedas. Toda una aventura para mi.

La experiencia, tras casi dos meses usando el metro de Madrid, es en general positiva. Tanto, que también me he animado a coger el autobús (de este medio de transporte mi opinión no es tan buena, pero eso te lo contaré en otro post)…

Pero volviendo al repaso de mis paseos ‘subterráneos’, decirte que, como podrás comprobar en cualquier mapa de metro, (aunque todavía no todas), las estaciones más modernas de la capital están adaptadas. Te animo a que sigas este enlace sobre la accesibilidad del metro de Madrid para conocer a fondo todas las líneas que puedes coger en silla de ruedas.

Las líneas accesibles, como son la 3 y la 11, las que cojo a diario, cuentan con sus rampas, ascensores, y el primer y último vagón de cada tren tienen accesos especiales para usuarios de silla de ruedas. Además, al llegar a cada estación existen avisos sonoros para personas con discapacidad visual.

Lo que más me ha sorprendido para bien es la gran hospitalidad de la gente. Ante cualquier eventualidad, siempre hay alguien dispuesto a echarte una mano. Guardias de seguridad, conductores y usuarios de todas las edades, la gran mayoría de ellos encantados de ayudar en cualquier circunstancia. Además, como voy siempre a la misma hora, coincido con algunos viajeros y ya empiezo a hacer algunas amistades.

Aún no me la he sacado, pero las personas con discapacidad y los mayores pueden utilizar la tarjeta azul. El Ayuntamiento de Madrid la puso a disposición de los usuarios hace tiempo y cuesta sólo 5,50 euros al mes y la puedes solicitar siempre que tengas un grado de discapacidad superior al 33% y una renta anual que no sobrepase al indicador Público de Rentas de Efectos Múltiples (IPREM).  En este enlace encontrarás toda la información que necesitas.

También ha habido cosas que no me han gustado y lo tengo que decir. Por ejemplo, todavía hay muchas estaciones sin ascensor, algunos trenes son muy antiguos y es imprescindible pedir ayuda  para subirse a ellos. En algunos casos los ascensores no funcionan o están fuera de servicio, algo bastante molesto porque te obliga a cambiar tu itinerario. Y eso me ha ocurrido bastantes veces, por lo que desde aquí aprovecho para reinvidicar que se necesitaría un esfuerzo adicional para mantenerlos en perfecto estado.

Insisto en este detalle porque no es muy divertido tener que entrar al trabajo y llegar tarde porque el ascensor de alguna estación de metro no funciona. Además, muchas veces los trabajadores de metro ni se habían dado cuenta de estos fallos hasta que me he acerqué a comentarselo. Con esto quiero decir que todavía falta algo de concienciación para que sea un auténtico ‘Metro para todos’.

A pesar de estos inconvenientes, recomiendo a todas las personas con discapacidad que usen el metro o que, al menos, lo intenten. Si necesitas desplazarte por la ciudad habitualmente y no tienes coche propio es una alternativa más que válida. No puedes depender de tus familiares o de los taxis para desplazarte. Pensar en otras alternativas es mirar por tu futuro y, sobre todo, por tu independencia ¡Anímate a montar en metro!