Cuadernos prácticos Alzheimer: el enfermo y su entorno

Foto: Obra Social Caja Madrid
Foto: Obra Social Caja Madrid

Ante la demanda de lectores que nos piden más información sobre los cuidados para personas que padecen Alzheimer, continúo con un capítulo de los ‘Cuadernos prácticos sobre la enfermedad de Alzheimer y otras demencias ‘, que publican AFAL y Obra Social Caja Madrid. En esta ocasión os hablo de un nuevo capítulo: el enfermo y su entorno, y de cómo afecta el Alzheimer a las personas que lo comienzan a padecer a una edad temprana.

¿Qué empieza a cambiar en la vida del enfermo de Alzheimer? Los cambios que se van suscitando en su vida dependen de varios factores. El más importante será el de la edad: no es lo mismo empezar a desarrollar la EA a los 50 años que a los 70. Por eso, querríamos hacer hincapié aquí en los enfermos de Alzheimer jóvenes (menores de 65 años) y leves. En éstos se presentan unas características y dificultades específicas, y diferentes a las que puede tener la enfermedad en una persona mayor.

Por ejemplo:

– Son más conscientes de que algo va mal, por sus mayores expectativas sobre sus propias habilidades y capacidades.
– Es más probable que se sientan impotentes y frustrados.
– Suelen tener más responsabilidades familiares y laborales por su trabajo y su papel en la sociedad, ya que las decisiones que tomen pueden tener efectos considerables sobre otras personas.
– Reaccionan de distinta manera ante la enfermedad que los enfermos de mayor edad.

Hay una serie de cambios y repercusiones que se dan en estos enfermos:

– En la familia. El enfermo puede tener aún hijos bajo su tutela o pequeños en edad escolar, y su situación puede influir en el bajo rendimiento escolar de éstos.
– En las relaciones personales y/o con los amigos. Al presentarse manifestaciones de alteración de la personalidad, se puede producir la pérdida del trabajo, lo que puede llevarle a una bajada de su estatus social y económico, así como una menor relación con compañeros de trabajo y amigos. Asimismo, la obligación de quedarse en casa, aunque aún esté activo y con energía, repercute en sus relaciones personales y de amistad.
– Laboralmente. Lo probable es que si está trabajando, tenga que dejarlo.

Naturalmente, estos factores no se presentan igual en personas de edad más avanzada, pues normalmente están ya jubiladas y sin hijos menores a su cargo, así como acostumbradas, por lo general, a estar más tiempo en el hogar y tener una actividad menor.