La historia de Djamila tiene mucho que ver con la crisis alimentaria de Níger

Foto: Save The Children
Foto: Save The Children

Djamila tiene 10 años y vive en Níger. Tuvo que dejar su hogar, el colegio y sus amigos para irse a la ciudad con su madre a pedir dinero y alimento, ya que su cosecha entera se estropeó. No le gusta mendigar, pero no le queda más remedio…

He recogido a continuación cada una de sus palabras. Todas ellas provienen de un vídeo que la ONG Save The Children ha editado y que también os adjunto.

Escuchando a esta niña tan pequeña y a la vez tan mayor, uno no puede evitar sentir que es un privilegiado y que no tiene ni idea de la vida. Os dejo con su testimonio, el vídeo y cifras sobre la actual situación en Níger.

«Me llamo Djamila, tengo 10 años y vivo en Níger. Tengo seis hermanos y ayudo a mi familia machacando el mijo del que extraemos harina que mezclamos con agua para comer. También ayudo a mi madre a trabajar los campos. Cultivamos mijo, sorgo, alubias y cacahuetes. Aramos la tierra, quitamos malas hierbas y plantamos semillas».

«No me gusta este trabajo, es un trabajo muy difícil. Además, este año no fue bien. Nuestros cultivos no crecieron en absoluto… porque no llovió. Pasábamos el día y la noche sin comer y finalmente dejamos nuestra casa en busca de alimento. Todos fuimos a la ciudad y mendigamos por las calles. No me gustaba hacer eso. Fue duro, muy duro».

«A muchas familias vecinas les ocurrió lo mismo que a nosotros. No tuvieron cosechas y se marcharon a lugares diferentes en busca de comida. Muchos de mis amigos tuvieron que irse, como yo. Tuvimos que dejar la escuela».

«Cuando regresamos, me sentía feliz de haber vuelto. Estar en la escuela me hace feliz. Tengo amigas y jugamos también fuera del colegio. Además aprendemos a bailar, cantar y rezar. La cosa que me pone más triste es la falta de comida».

 

NÍGER VISTO DESDE SAVE THE CHILDREN

Djamila es sólo un caso de los cientos de niños que se encuentran en su misma situación. El número de niños y niñas atendidos en las clínicas de Save the Children en Níger se ha cuadruplicado desde comienzos de año. Tan sólo durante la primera semana de septiembre, 2.400 niños y niñas menores de cinco años con malnutrición severa acudieron a las clínicas apoyadas por la ONG, frente a los 609 que lo hicieron la primera semana de enero.

Además, la temporada de malaria está alcanzado su momento álgido y Save the Children advierte de que el aumento de la malnutrición se podría traducir en un incremento de la mortalidad de niños y niñas por las enfermedades provocadas por las inundaciones en seis regiones de Níger. Las aguas estancadas contaminadas por cadáveres de animales son caldo de cultivo para los mosquitos portadores de malaria. Esto ha incrementado el riesgo de contraer esta enfermedad, así como infecciones respiratorias y diarrea, las mayores causas de mortalidad infantil. Lucía Losoviz, responsable de Programas Internacionales de Save the Children, nos da más información:

“Después de seis meses sin recibir una alimentación adecuada, los niños y niñas tienen muy poca resistencia ante las enfermedades. No hay nada que se pueda hacer para evitar que entren en contacto con agua contaminada. Por eso es crucial que nos aseguremos de que estos niños y niñas obtienen el alimento necesario para luchar contra las enfermedades y recuperarse de ellas.”

Los últimos datos del Gobierno de Níger reflejan que en Maradi, una de las regiones más afectadas por la crisis, más de una cuarta parte de los niños y niñas menores de cinco años sufre malnutrición – el 26% frente al 18% en el mismo período del año pasado-. Las inundaciones han afectado a más de 100.000 personas en Níger. Más de 50.000 animales han muerto, contaminando el agua, y los cultivos se han echado a perder tan sólo seis semanas antes de la época de cosecha.

Save the Children apoya el funcionamiento de clínicas en tres de las regiones más afectadas de Níger y ha proporcionado tratamiento médico de emergencia a más de 64.000 niños y niñas hasta la fecha. Además, la ONG está distribuyendo alimento y también dinero en efectivo para adquirir alimentos a las madres de los niños y niñas más vulnerables.