¿Quieres ser voluntario del programa ‘Apúntate’?

Imagen de una chica cuidando de una niña¿Te gustaría este año ser voluntario y todavía no has encontrado el campo en el que te gustaría especializarte? Pues te voy a dar una buena idea. No se si conoces el ‘Programa Apúntate‘. Es una iniciativa que forma a estudiantes universitarios como voluntarios en el campo de los Trastornos del Espectro Autista (TEA).

El proyecto se desarrolla actualmente gracias a la Obra Social de Caja Madrid y con la colaboración Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Burgos, Málaga, Sevilla y Zaragoza.

Ahora mismo está abierto el proceso de selección para encontrar a los voluntarios. Así que si eres estudiante (puedes dedicar cuatro horas a la semana a prestar apoyo a estas personas) y tienes ganas de formarte, ésta es tu oportunidad. Te dejo con los testimonios de algunos de los voluntarios del año pasado, para todos fue una experiencia única.

Experiencia de Marta Cabello (Aragón):

«Terminando ya el apoyo aportado a la familia APÚNTATE, echo la vista atrás y mi valoración general de la experiencia es realmente gratificante. Me ha encantado conocer a la niña y a su familia, cada día que he pasado con ella me ha permitido acercarme un poco más a su mundo, saber lo que le divierte, lo que quiere en cada momento, su forma de comunicar el agrado o desagrado… Con el paso de los días, ella y yo hemos llegado al entendimiento recíproco y a divertirnos mucho, ¡¡Qué es lo más importante!!».

«Cuando empecé pensaba apoyar y ayudar a una niña con autismo y a su familia, pero a fin de cuentas, el apoyo ha sido mutuo. Durante las tardes que he pasado con la niña, he vuelto a mi niñez y a disfrutar de las pequeñas cosas, tal y como ella lo sabe hacer y contagiar. Hemos pasado tardes muy divertidas y todo esto guiado por la sonrisa, emoción e ilusión de la personita a la que he prestado apoyo».

Testimonio de Diego Castrillo (Burgos):

“¿Cómo te llamas?

– Maximiliano.

Esa fue la respuesta que dio a una niña de su misma edad y nacionalidad (argentina) en la piscina. Siempre me sorprende. Maxi, -antropónimo que habrá escuchado y expresado hasta la saciedad-, es una persona especial. No le gusta comer con otras personas, se encierra en su cuarto cuando viene su sobrino a casa, experimenta con todo tipo de objetos buscándoles sonidos y formas, hace descalzarse a la gente para tocar y mirar sus pies, pone la mano en la cabeza cuando saluda, realiza movimientos repetitivos que le estimulan y satisfacen, mira la luz y la oscuridad con mucha curiosidad, articula sonidos que sólo él entiende, o disfruta, y un largo etcétera de rasgos característicos (suyos)».

«Cuando era pequeño vivía cerca del mar, y quizá por eso está como pez en el agua cuando vamos a la piscina. Además, la familia, por aquel entonces, tenía varios perros; sin embargo, ahora, no puede ni acercarse a ellos. Unas cosas cambian, otras no. Esto se puede extrapolar a todo y a todos, por eso a él también le ocurre. Cada año descubro cosas nuevas de su personalidad y pierdo otras que deja de mostrar… Seguimos juntos y seguimos yendo a la piscina, eso no cambia; seguimos disfrutando del agua y de nuestra compañía. Lo único que me da miedo es que me encasille y sólo me acepte si vamos a nadar, o mejor dicho, a chapuscar».

«Lo que más me gusta de él es su mirada, evasiva y penetrante (ambas), no al mismo tiempo, claro. Tengo la impresión de que no pierde detalle, todo lo escruta y analiza, decide si le interesa o lo deja ahí para más tarde. El mundo está lleno de posibilidades para Maxi. Y cuando te mira… Parece que te dice: “¡Qué pasa, Diego. Qué haces!” Tú le contestas y prosigue el intercambio… Qué grande es, todo el mundo lo dice, y más si comentas su edad con similar sorpresa a la que siente el receptor al escucharte. Supongo que serán los genes…»

«Lo que menos me gusta aparece cada vez que se pone nervioso. Nunca sé a ciencia cierta cuál es el detonante: un ruido molesto, algo que le incomoda o le contradice, hambre…, pero siempre me lo transmite, así como a su familia. Es difícil, tanto para él como para nosotros, controlarlo y conseguir que se relaje. Sin embargo, alguna vez, él solo –o esa ha sido mi impresión– consigue atajarlo y sentirse mejor. Vuelve a las andadas y juega como si nada hubiera ocurrido».

«De los mejores momentos… Cuando jugamos por iniciativa suya a intercambiar gestos: yo le intento coger el cuello y él lo protege bajando la mandíbula mientras se desternilla de risa (un ejemplo). Cuando dice tu nombre para que le mires. Cuando te toca la cabeza y los pies una y otra vez interesándose por ti. Cuando está tranquilo mirándolo todo o algo en especial, como aquel día que se subió a lo más alto de unos columpios a mirar la luna –yo estaba abajo paralizado temiendo que se resbalara, lo que no me impidió callar por miedo a desestabilizarlo–. Cuando dice “hala” y/o “epa” refiriéndose a mi y/o a mi compañera del año pasado, respectivamente, por nuestras expresiones. Cuando dibuja minuciosamente un coche (otro de sus gustos, los cuales mira con verdadera fascinación cuando vamos por la calle y se le ocurre) en el vaho de algún cristal. Cuando no quiere ducharse y me provoca yendo muy despacio hacia la piscina mientras se coloca lentamente el gorro. Cuando hace mil piruetas en el agua».

Bonitos testimonios, ¿verdad? El mes que viene aportaremos algunos más de voluntarios que nos contarán sus experiencias. También iremos metiendo experiencias de los nuevos voluntarios que entren a colaborar este año. Queremos compartir este mundo tan enriquecedor con vosotros. No os lo perdáis.

Si estás interesado y quieres ser voluntario, puedes escribir a:

Madrid: apuntate.fguam@uam.es
Sevilla: apuntate.sevilla@gmail.com
Aragón: apuntate@unizar.es
Burgos: apuntate@ubu.es
Málaga: apuntatemalaga@programaapuntate.com