Objetivo solidario: salvar a una familia

Foto: Jorge Villa
Foto: Jorge Villa

El trabajo y la salud no pasan por buenos momentos para Maite Muñoz y Juan Antonio Gambero.

Este matrimonio joven sabe, sin embargo, lo que significa la palabra solidaridad. Gracias a personas que se interesaron por ellos, pueden contar una historia que brilla con luz propia en tiempos de crisis.

Maite no trabaja desde hace siete años, cuando se le complicaron varias dolencias que padecía. En 2009 la cosa empeoró con el diagnóstico de un cáncer que apenas le deja fuerzas. Por entonces, Juan Antonio, su marido, llevaba medio año en el paro. Dispone de todos los carnets de conducir, salvo el de moto y autobús, pero no encuentra trabajo ni como barrendero.

La revista ‘Perfiles’, realizada en Servimedia, recoge este mes la historia de este matrimonio y sus hijos y de cómo a pesar de la desesperanza han tenido hombros donde apoyarse para ir sorteando los problemas. El cáncer sigue avanzando, pero gracias a la generosidad de desconocidos, han podido mantenerse junto a sus hijos –los servicios sociales amenazaron con quitárselos cuando los echaron del piso que habían alquilado–, escolarizar a los pequeños cerca de su nueva casa, vestirse y comer todos los días.

Una religiosa amiga de la familia acudió a una mujer de su confianza, María Luisa Sánchez, que trabaja en una oficina, para salvar in extremis a los Gambero Muñoz. María Luisa confiesa:

“Maite me llamó un viernes por la noche, desesperada, porque el miércoles siguiente les echaban del piso por impago. Me quedé bloqueada y sin saber qué hacer, aparte de escucharla y dejar que descargara su pena conmigo”.

Esta mujer reconoce que ‘El de arriba’ la inspiró para poner en marcha una red solidaria a través de Internet.

Mandó un correo electrónico a sus contactos y éstos lo hicieron con los suyos. Así apareció Javier, que les entregó a los Gambero Muñoz las llaves de un piso viejo y medio abandonado; y así aparecieron otras muchas personas con muebles, mantas, ropa, dinero y alimentos. Juan Antonio lo recuerda así:

“El 7 de julio teníamos que desalojar el piso. Y el día 4 aún no teníamos donde ir. Y el día 5 empezamos a recibir correos. Me fui a Caja Madrid y dije en la oficina que me habían pedido el número de cuenta, que estaba pasando por un mal momento y que si me podía fiar. Lo único que podía pasar es que me hicieran ingresos”.

Y además de ingresos anónimos también aparecieron mensajes de apoyo y llamadas de consuelo que les demuestran a Juan Antonio, Maite y a sus dos hijos, que se puede confiar en las personas con buen corazón a pesar de la crisis.

Con esa fuerza tratan, cada día, de poner una sonrisa a pesar de que el trabajo nunca llega –Juan Antonio ha acudido a incontables empresas para dejar su currículo– y que Maite debe someterse a nuevas pruebas médicas ante el aumento de los valores tumorales.

La decisión de ser optimista la tienen más que meditada y alberga un fin justificado. Juan Antonio recuerda:

“Cuando me dijo lo del cáncer decidimos que había que echar la cabeza hacia delante por los niños”.

Maite añade:

“La situación que vivo yo en mi casa, para mí, es peor que el cáncer. El día a día es insoportable. Antes veía que yo estaba peor, con la quimioterapia y todo, pero por fuera estaba más animada”.

Sin embargo, gracias a la generosidad de muchos desconocidos saben que no están solos y que se puede confiar en las personas. Personas con buen corazón como las que, desinteresadamente, salvan todos los días a esta familia.

Si quieres ayudar a esta familia:
Juan Antonio Gambero de Dios: (Cuenta en Caja Madrid): 2038-2469-18-3001019910