El entorno físico del enfermo de Alzheimer

Cuarto de baño con un espejo: el manual explica que deberemos evitar que el enfermo de Alzheimer pase mucho tiempo ante espejos o muebles que reflejen siluetasAnte los comentarios y peticiones de los lectores que nos piden más información sobre los cuidados para personas que padecen Alzheimer, continúo con un capítulo de los ‘Cuadernos prácticos sobre la enfermedad de Alzheimer y otras demencias‘, que publican AFAL y Obra Social Caja Madrid. En esta ocasión os hablo de un nuevo capítulo: la del entorno físico ideal que debe rodear a un enfermo de Alzheimer.

Los voluntarios que realicen el acompañamiento al enfermo en su domicilio deben tener muy en cuenta una serie de recomendaciones para aportar un entorno seguro al enfermo, lo que, a su vez, les dará tranquilidad durante su acompañamiento.

Debemos ser realistas en el enfoque de la seguridad. El voluntario nunca podrá anticiparse a todos los riesgos ni prevenir todos los problemas como quisiéramos, pero esto no significa que no pongamos en práctica algunas prevenciones. Las más importantes son las siguientes:

Establecer rutinas como…

Utilizar siempre el mismo sitio para sentarnos, al igual que el enfermo. Esto no sólo ayuda a que nos identifique, sino a que identifique la situación.

Evitaremos que se confunda si…

El voluntario debe saber que, además de los espejos, también hay que evitar otra serie de objetos que reflejen formas; por lo tanto, hay que evitar situarle frente a un televisor apagado (se reflejan siluetas) o frente a un cristal exterior con luz interior, en el que, igualmente, aparecen siluetas o formas que pueden provocar desorientación al enfermo.

En cuanto a la iluminación…

Si no es posible estar con el enfermo en un lugar donde tengamos luz natural, facilitar la iluminación eléctrica adecuada. Ésta no debe ser directa, así evitaremos que se desoriente o que el juego de luces y sombras perturbe su atención.

Cuando paseamos con el enfermo por casa…

Si paseamos con el enfermo por el interior de la casa, por pasillos o habitaciones, tenemos que ir anticipándonos, dejando las estancias por las que vamos a pasar iluminadas antes de iniciar el paseo. Retiraremos, asimismo, cosas que puedan crear un obstáculo.

Si salimos a dar un paseo por la calle…

Antes de salir, debemos repasar la ropa y calzado para que sean adecuados. Si utiliza alguna ayuda técnica, como bastón, muletas o silla, nos cercioraremos de que estén en condiciones. Si es necesario, tendremos que sujetarle al bajar las escaleras y, si vemos que no es necesario, nos ponemos lo más próximos al enfermo por si surgiera algún imprevisto.

Si deambula por casa…

Si en un determinado momento vemos que el enfermo empieza a deambular por la casa, y este deambular es repetitivo, le ayudaremos dando un sentido a la deambulación; es decir, no debemos reprimirle ese impulso, sino marcarle un objetivo para que, una vez cumplido, se siente. Por ejemplo, le podemos decir: «Paco, ya que te has levantado, vamos a ir juntos a la cocina a por un vaso de agua» (luego volvemos), o también: «Ya que te has levantado, pásame esa figurita».

Si vemos que no lo conseguimos, podemos ayudarle a que deje de hacerlo cerrando las puertas con llave. A continuación, podemos ayudarle a que se centre en una sola habitación, aprovechando para enseñarle algo que llame su atención hacia otra cosa.

Si jugamos a un juego o realizamos alguna actividad…

Si vamos a jugar o realizar alguna actividad sobre una mesa, retiraremos todo lo que no tenga que ver con esa actividad, para que no se distraiga, y nos sentaremos próximos al enfermo.

No le dejaremos solo en situaciones como…

Mientras estemos en casa con el enfermo no debemos dejarle solo, sobre todo en lugares como terrazas y balcones, bordes de una piscina, escaleras o cocina.

Le ayudaremos si…

Evitaremos, dentro de lo posible, ruidos o confusiones (televisión, radio, interferencias de terceras personas…) cuando estemos hablándole o realizando alguna actividad.

No olvidaremos que…

El entorno físico se debe adaptar lo mejor posible al enfermo, no es el enfermo el que debe adaptarse al entorno. Debemos tener paciencia y tomárnoslo con calma.