Desde hace algunos años, el equipo de Casa San Cristóbal, el centro socieducativo de Fundación Montemadrid en el madrileño barrio de San Cristóbal de los Ángeles, ayuda diariamente a más de 40 niños y niñas con sus deberes escolares. En este curso 2020/21, dicho apoyo se ha vuelto más necesario que nunca para cerrar la brecha de aprendizaje abierta tras el confinamiento domiciliario de marzo del año pasado.
Por suerte, en Fundación Montemadrid contamos con un comprometido equipo de voluntarios que se ha implicado en este programa y nos ha permitido multiplicar nuestro esfuerzo en este ámbito. Desde finales de 2020, más de una decena de personas colabora todas las semanas resolviendo dudas, facilitando la comprensión de lo estudiado y entablando una relación diferente con los niños de este barrio.
Uno de esos voluntarios es Francisco Troya, a quien hemos entrevistado para conocer cómo desarrolla su acción solidaria:
P: ¿Cuál es tu motivación para hacer voluntariado?
R: Hace años ya fui voluntario, tanto en España como en el extranjero. Pero como la vida es ajetreada, entre el ocio y el trabajo, acabé dejando de hacer cosas como esta, que para mí también son importantes. Bien porque te reconforta, o bien porque le hace sentir mejor a una persona que lo necesita. Entonces empezó la pandemia, me despidieron y pasé seis meses en casa buscando trabajo. En esos días pensaba que si no eras sanitario, no podías hacer nada. Mientras, fuera, cada vez había más problemas: los hospitales, los colegios… Al final me dije: “no soy un médico o un enfermero, pero sí puedo hacer algo o echar una mano”. Y entre todo lo que puedo hacer, elegí algo que ya había hecho antes: apoyo escolar. En este punto os encontré. Fue como el destino.
P: ¿Por qué en Fundación Montemadrid?
R: Admito que de primeras busqué varias cosas, pero yo quería algo más. Cuando encontré vuestro proyecto me pareció muy interesante, pero no os conocía de nada. Así que lo que más me atrajo fue vuestra respuesta. El Espacio para el Voluntariado se involucró enseguida, demostrando interés y voluntad. Al día siguiente, ya me estabais llamando para informarme y contarme todas las condiciones. Eso me enganchó.
Ahora, con el tiempo, me parece que hacéis un trabajo muy, muy bueno. He visto como hay un proceso previo, una formación; no nos soltáis directamente en el ruedo. Y, por supuesto, desde Casa San Cristóbal conectáis estupendamente a cada niño o niña con su persona voluntaria. Realmente, de la gente que he conocido aquí, todo el mundo está muy contento. Yo, personalmente, me llevo fenomenal con mi niño. Es una pena que no haya cola para hacer este tipo de cosas. No te quita tiempo y es muy interesante.
P: ¿Qué tipo de voluntariado estás haciendo?
R: En principio, se supone que era apoyo escolar online para niños con situaciones económicas o sociales complicadas, residentes del barrio de San Cristóbal de Ángeles. Con esta base, te imaginas cualquier cosa. Pero yo me topé con una familia ecuatoriana muy simpática y con su chaval, Víctor, que es divertidísimo, encantador, muy educado y, sobre todo, muy trabajador. Me preocupaba un poco cómo establecer un poco de orden en la sesión, siendo todo online. Pero todo eso se pasó en cuanto empecé.
Al final, esta no es solo una clase de apoyo escolar, como he dado otras: llego, te pongo unos ejercicios, te corrijo y adiós. Es conocerse, hablar —porque, a veces, estos chicos no hablan con adultos— y escuchar cosas que necesitan contar porque sus padres trabajan o están fuera casi todo el día. Es fácil que pasen 10 minutos en los que no estás trabajando, sino que el chaval te está contando una cosa que le ha pasado, y que quiere tu opinión, tu feedback o, simplemente, que le escuches. Este voluntariado es bastante más que una clase y eso me gusta.
P: ¿Cómo atiendes a tu niño/a?
R: Tenemos una relación muy dinámica. Nuestras sesiones no están estructuradas de una forma que no se puedan cambiar. Normalmente, preparo las clases según lo que estamos viendo en nuestro programa, en principio, de refuerzo de inglés. Pero, a veces, me encuentro con que Víctor dice: “oye, que mañana tengo clase de lengua”. Entonces, en vez de inglés, vemos lengua (por suerte, se me da bien también). Otras veces, preparamos sus clases de historia, ciencias sociales… Es decir, que hay días que podemos hacer los ejercicios y temas de inglés que preparo. Otros, simplemente, te acoplas a lo que tienes.
Pasa igual cuando tiene un examen. Nos centramos en él para que tenga buena nota. Luego, a los dos días viene y me dice: “oye, que he sacado un nueve”. Entonces te sientes muy feliz, porque de ese nueve, una pequeña parte, esa pequeña parte en la que le he echado una mano, es mía. También hay días en los que veo que está muy cansado y yo tampoco le quiero agotar más. Si eso pasa, nos centramos un rato en sus tareas y, después, nos ponemos a jugar al ahorcado en inglés. Es algo que le encanta y así por lo menos se distrae mientras aprende.
P: ¿Cómo gestionas realizar la actividad en línea?
R: Es bastante más complejo, pero también más fácil de lo que parece. No es lo mismo que estar con el chaval cerca, desde luego. Depende del niño también. Tengo la suerte de que Víctor es puntual y está atento a lo que hacemos, aunque a veces te cuente alguna historia en mitad de un ejercicio… Además, una ventaja de realizarlo online es que tengo ejercicios que podemos hacer juntos, directamente en la pantalla. Así que no es muy complicado, por lo menos a nivel de clase.
A nivel técnico, tenemos esos pequeños problemas que también ocurren en cualquier conferencia o reunión. Por ejemplo, el otro día, mi ordenador se apagó y tuve que escribir a Víctor para que me esperara. Víctor, por otro lado, suele tener ruido en su casa que interfiere en la sesión. Quitando esos inconvenientes, la verdad es que es fácil.
P: ¿Qué es lo que más valoras de tu actividad?
R: Un poco de todo. Por ejemplo, recientemente repasamos los demostrativos y posesivos en inglés para que le quedase claro. Le estaba costando un poco y tuvo que hacer tres ejercicios distintos. Pero al final lo entendió, y lo entendió a la perfección. Con eso ya te sientes bien, sobre todo cuando te dice: “ya lo entiendo, ya lo entiendo, esto es así”. También me siento genial cuando no solo se ha hecho el trabajo, sino que encima ha sido ameno. El otro día hicimos una lectura de Charles Chaplin y luego vimos un video de uno de sus gags; Víctor se lo pasó en grande. Es fantástico cuando Víctor no quiere acabar las clases. Él mismo alarga las sesiones y nos quedamos más tiempo del que debemos. Ahí es cuando más a gusto me siento.
P: ¿Qué recomendarías a alguien que quiere hacer voluntariado?
R: Tienes que saber qué voluntariado quieres hacer, especialmente si es algo muy específico. No da igual; has que pensar dónde puedes ser útil. No es simplemente hacer voluntariado por hacerlo, que está bien, sino intentar descubrir en qué área puedes ser más útil. En mi caso, valoré mucho más ayudar a unos niños con mis conocimientos y las clases que llevo dando desde hace muchos años, y que fuese algo que siempre me ha gustado hacer.
Luego, para este voluntariado en particular, hay que tener muy claro que te gustan los niños y que tienes paciencia. A veces es complicado que se centren y tú no tienes un buen día. Al final, tienes que tener no mucha mano derecha, sino mucha mano izquierda. Por otro lado, tampoco puedes pensar: “bueno, es un voluntariado, no me lo preparo y me planto ahí a la hora que sea”. Si estás ahí, es para estar de verdad. Si no puedes dar esa hora y media, o tres horas, a la semana, no lo hagas. Así que, en resumen: paciencia, ganas y no tener miedo. Verás que es mucho más sencillo de lo que parece y que te reconforta muchísimo.
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Francisco es solo una de las muchas personas que colaboran con nosotros para que los niños y niñas de Casa San Cristóbal tengan un futuro mejor. Si la experiencia de Fran te ha animado a ser más solidario y apoyar nuestro programa de apoyo escolar, ponte en contacto con el Espacio para el Voluntariado de Fundación Montemadrid. Y si prefieres realizar otra actividad de voluntariado, ponte también en contacto con nosotros. Juntos encontraremos la iniciativa que mejor se ajuste a tus gustos y necesidades.