
Si vas caminado tranquilamente por el bosque y te encuentras de frente con un animal que mide cerca de un metro de envergadura, tiene un plumaje oscuro, larga cola y una característica mancha roja encima de los ojos, que sepas que probablemente estés ante un urogallo cantábrico.
Desde hace unos días, es mucho más fácil que nos topemos con este animal o mejor dicho con una réplica del mismo, si estamos en el páramo de Teverga, un pequeño municipio asturiano. Y es que el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS), en colaboración con la Fundación Biodiversidad ha creado la ‘ruta del urogallo’.
Este proyecto ha consistido en diseñar un recorrido autoguiado e interpretativo, con paneles informativos y réplicas a escala real de urogallos cantábricos, que comienza en la pequeña localidad de Villa de Sub y finaliza en el bosque del Rebollal. El objetivo de la ruta, que atraviesa hábitats de gran valor ecológico para el urogallo cantábrico, es el de dar a conocer las amenazas que actualmente están poniendo en peligro la supervivencia de la especie.
Y es que a lo largo de los últimos 20 años, el urogallo cantábrico ha sufrido una importante merma en su número. Factores como la fragmentación de su hábitat, los predadores que acechan sus nidos, la falta de polinización y el cambio climático han provocado que solo queden unos 400 ejemplares de esta especie en la Cordillera Cantábrica.
Durante la ruta, también se dan a conocer a los visitantes sobre las peculiaridades del urogallo, su dieta, su época de celo y su reproducción, a través de diversos paneles informativos, distribuidos por todo el recorrido, y en su parte final, sorprende encontrarse con diferentes réplicas a escala real de urogallos, urogallinas y pollos en su nido.
La ‘ruta del urogallo’ se enmarca dentro de un proyecto más amplio, desarrollado por FAPAS y apoyado por la Fundación Biodiversidad, que incluye diferentes actuaciones como la plantación de abedules y arandaneras, la instalación de estaciones de polinización y el clareo de matorral, con el fin de mejorar el hábitat en el que viven el oso pardo y el urogallo cantábrico y ayudar con ello al medio ambiente.