
Era obispo de Palencia, pero declinó el cargo para irse a vivir a Bolivia y ayudar a los más pobres de entre los pobres. Nicolás Castellanos Franco, Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1998, lleva veinte años viviendo en el barrio Plan 3.000, y se siente feliz con su trabajo en la Fundación Hombres Nuevos, que él mismo ha creado. Mañana tendremos el privilegio de escucharle en el III Congreso Internacional del Voluntariado de la Comunidad de Madrid, donde hablará del voluntariado ante la pobreza en el mundo y sus causas. Nosotros ya hemos charlado con él:
Fue usted obispo de Palencia y renunció a su cargo para irse a ayudar a los más pobres. ¿Qué motivó una decisión tan importante en su vida?
Pues para mi hay una motivación fundamental, que es la de Jesús de Nazaret. El dijo: “Tengo hambre y me disteis de comer” y, por lo tanto, para mi los pobres son la prioridad. Y luego, desde el punto de vista humano no entiendo que en esta aldea global haya tantos millones de niños que no puedan tener tres comidas diarias. Creo firmemente que hay que luchar y trabajar para reducir las fronteras de la pobreza.
¿Por qué de todos los lugares del mundo optó por Bolivia?
En primer lugar, yo había estado ya allí dando unas charlas y conferencias y me gustó mucho el país, pero fundamentalmente fue porque es el segundo país más pobre de América Latina después de Haití. En Bolivia, con 10 millones de habitantes, un millón de niños y niñas no tienen escuela.
Allí vas por la calle, te viene un niño, se te abraza a los pies y te dice: “Padrecito, tengo hambre…» Le das una moneda y va a comprar pan. Son niños con hambre de algo tan básico como el pan.
Usted creó la Fundación Hombres Nuevos al poco tiempo de haber llegado. ¿Sabía por dónde empezar?
Cuando vas de misionero y en línea de ayudar a la gente, lo primero que tienes que hacer es escuchar y conocer sus necesidades reales y sentidas y buscar respuestas. Recuerdo que con lo primero que nos encontramos fue con un problema aparentemente sencillo: un barrio adonde no llegaba el agua porque el tubo era de dos pulgadas, insuficiente. Así que lo que hicimos fue invertir 10.000 dólares y conseguir una tubería de 4 pulgadas para que una necesidad tan básica como el agua no faltara en tantas casas. En otro barrio no tenían pozo y nos dábamos cuenta de que era fundamental para ellos, y decidimos invertir 14.000 dólares en construir uno de 180 metros…
¿Y de dónde se saca el dinero para este tipo de actuaciones?
Es cuestión de movilizarse, buscar donaciones privadas, etc. Pero en concreto la ayuda viene de donaciones, colaboraciones, y en especial de subvenciones a Proyectos de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Y debo decir que Caja Madrid nos ha ayudado muchísimo en varios. También otras cajas e instituciones como alcaldías, diputaciones…
Y luego gente excepcional que aparece cuando menos lo esperas. Ese fue el caso de Carlos Laborde, un médico empresario de Madrid que nos dio 400 millones de pesetas con los que pudimos hacer 14 escuelas para 1.500 alumnos. Y es que allí el dinero español se multiplica, da para muchísimas cosas…
Por otra parte, los medios de comunicación también nos han ayudado mucho. El año pasado, el programa ‘En portada‘, de TVE, hizo un reportaje que tituló “La nueva misión”. Tuvo un gran impacto, y ahora tenemos muchos voluntarios y muchas personas que están haciendo donaciones porque se dan cuenta de que nosotros verdaderamente allí estamos teniendo un impacto transformador en el medio en el que nos movemos.
Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 1998 junto con Yunnus, Vicente Ferrer y Joaquín Sanz Gadea. Menudo cuarteto de la solidaridad… ¿Cómo fue ese momento compartido con unas personas tan especiales y con una labor tan increíble?
Sencillamente cada uno en nuestro campo está haciendo una labor transformadora, humanizadora de primer orden. Fue una gozada ese encuentro, los cuatro son proyectos distintos pero profundamente solidarios que llegan a la gente y dan respuestas eficaces a las necesidades de la gente.
Corríjame si me equivoco: llevan ya construidos cinco comedores infantiles a los que acuden casi 1.000 personas, cien centros escolares, un hospital y viviendas sociales para familias sin recursos… ¿Me faltan muchas cosas?
Hemos logrado impulsar y crear en diferentes partes de Bolivia (y en especial, en el Departamento de Santa Cruz, en municipios aledaños, en los barrios marginales periféricos de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra -más en concreto en el barrio del Plan 3.000-), cinco comedores sociales infantiles que atienden a cerca de 800 niños y niñas a la semana; se han construido o restaurado un centenar de escuelas en todo el país; se ha construído y equipado un hospital de segundo nivel en el barrio; se han levantado cerca de 50 viviendas sociales para familias de escasos recursos y en riesgo de exclusión social; así como dos Escuelas Técnicas Superiores (Turismo e Informática) y la única Facultad de Teatro del país que está ubicada en el Plan 3.000. Además se viene desarrollando desde 1.999 un programa de apoyo al estudio para que jóvenes de escasos recursos puedan cursar estudios superiores y del que anualmente se benefician cerca de 500.
Más recientemente se ha puesto en funcionamiento el Centro Cultural Profesora Feliciana Rodríguez en el centro histórico de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, que es referencia en el mundo de la cultura y de las artes cruceñas, así como el centro de día ‘Camino Nuevo’ para niños y adolescentes trabajadores.
¿Me podría hablar un poco de la famosa Orquesta Sinfónica Hombres Nuevos?
Esta orquesta está dirigida por un director francés, la forman más de 100 personas y todos los días realizan varias horas de ensayo. Hoy día dan unos conciertos que verdaderamente son maravillosos. Han actuado en España, Brasil, Argentina y en todos los acontecimientos importantes de Bolivia.
¿La orquesta la conforman personas que estaban en riesgo de exclusión social?
Todos ellos forman parte de Plan 3.000, un barrio en el que el 60% son pobres y el otro 40% vive en la miseria. Estos chicos tenían un complicado porvenir, pero tenían unas buenísimas cualidades artísticas y se les ha ayudado a fomentarlas. Era gente totalmente excluida y marginada, pero ahora todos ellos tienen una beca para hacer estudios técnicos y universitarios.
¿Cómo es Plan 3.000, el barrio en el que usted vive?
Llevo allí 20 años. Es un barrio muy marginal. Sólo tiene unas cuantas calles asfaltadas, no tiene colector de aguas residuales, la pobreza es severa, cruel, injusta y es de lo más duro que te puedes echar a la cara. Sin embargo, nos hemos dado cuenta de que todo lo que siembras allí, florece. Hemos creado 14 colegios y nos damos cuenta de que esa es la verdadera revolución, la educación y la cultura. Estamos notando que esto está elevando el nivel cultural e intelectual del barrio aunque la pobreza sociológica sigue ahí…
Pero les esperará un futuro laboral más concreto, ¿verdad?
Sí, además también tenemos un vivero de microempresas, 14 funcionan en el barrio y otras 20 en una ciudad que se llama La Guardia. Estamos generando puestos de trabajo dentro del proyecto Hombres Nuevos. Les ayudamos para que monten la empresa (pero no son microcréditos).
Me ha comentado que muchas veces sus prioridades son las necesidades que van surgiendo, pero ¿tienen además colectivos prioritarios en su trabajo?
Sí, las mujeres y los niños y sobre todo la educación. Un país que no tenga escuela para todos los niños y adolescentes, que no tenga cierta calidad en su enseñanza y que no eduque en valores, nunca saldrá de la pobreza. Y tú piensa que en Bolivia el 70% de la gente es pobre. Un 27% de Bolivia padece hambre severa.
¿Me podría contar cómo es su día a día en Plan 3.000, un día cualquiera?
Pues varía cada día porque depende mucho de las necesidades. Igual te hablan de que un joven de la parroquia ha sido detenido… Pues ese día te lo pasas entero en la cárcel, con la policía, a ver qué ha pasado, cómo le puedes ayudar…
En general tengo muchas visitas, muchos correos que contestar y muchas consultas porque nuestro proyecto se ha convertido en un referente en Bolivia. Hace poco salían en un diario financiero muy conocido las 100 instituciones más influyentes del país y nosotros, no teniendo capital ni nada, ¡salíamos como el 25 más influyente! También dedico mucho tiempo al contacto con las personas, vienen a verme, les visito, estoy pendiente de las necesidades más acuciantes…. Así que, como ves, mis días dependen de lo que vaya surgiendo.
Me encantaría que me dijera qué le aportan a usted las personas a las que usted ayuda desde que se levanta hasta que se acuesta…
Allí recibes muchísimo más de lo que das. Esa gente tiene grandes valores humanos, lo que pasa es que no han tenido oportunidad en la vida de poder demostrarlos. Nosotros en comunidad nos consideramos todos condiscípulos de la misma escuela. Hay un diálogo permanente, allí nadie es más que nadie, escuchamos mucho, estamos integrados con ellos, se sienten valorados, queridos, y nunca hacemos nada que no hayamos hablado antes con ellos. Es por tanto una experiencia de interculturalidad, de compartir valores…
¿Me podría contar alguna anécdota que reflejara el satisfactorio trabajo que realizan allí en Bolivia?
A este señor, Carlos Laborde, cuando nos dio los 400 millones, le pregunté que cómo había contactado con nosotros y me dijo:
“Cuando le vi en la tele renunciar a ser obispo de Palencia, me dije: con lo bien que viven los obispos en España, que uno de ellos se vaya con los pobres merece que le ayudemos… ¡Y tanto que nos ayudó!»
¿Puedo permitirme el preguntarle si es usted feliz?
Soy muy feliz. Ahora aquí y antes allí.
¿Por qué crees que la gente que lo deja todo y se va a ayudar a los demás dice que son más felices que en su vida anterior?
Te voy a decir una cosa: yo no soy más feliz que antes. Soy igual de feliz que cuando era agustino, profesor de la Universidad de Valladolid o cuando era obispo. Pero lo que sí que es verdad es lo que dice la palabra de Dios: hay más felicidad en dar que en recibir. Por eso muchas de esas personas son más felices cuando se van a un lugar donde dan más que reciben.
Mañana, en el Congreso Internacional de Voluntariado de la Comunidad de Madrid usted hablará del voluntariado ante la pobreza en el mundo y sus causas. ¿Existe en España un voluntariado comprometido, suficiente, capaz?
En esto hay un proceso ascendente, lo he visto en los 20 años que llevo en Bolivia. La juventud española está cada vez más sensibilizada con el voluntariado social. Yo defiendo que todos los que vivís en el Hemisferio Norte deberíais tener una experiencia real de lo que se vive en sitios como estos.
¿Se puede ir de voluntario a ayudar a su proyecto?
Por supuesto. Les esperamos con los brazos abiertos. Allí todo voluntario que pide venir es recibido. Mientras nos diga en qué fechas quiere venir, nos comunicamos con él y se le abren las puertas. Los hay que van por un mes y otros que llevan ya 8 o 9 años.
Para los que queramos colaborar, ¿alguna cuenta bancaria?
¡Por supuesto! Toda ayuda, por pequeña que sea, tiene sus frutos. Les dejo el número de cuenta de la Fundacion Hombres Nuevos: 2104-0201-10-9109245668… ¡Muchas gracias!