El valor de la labor de los voluntarios

Foto: FICR
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¿Cuánto vale la labor de los voluntarios? Sin duda, es una pregunta que muchos de nosotros nunca nos habíamos planteado directamente. Sin embargo, estoy segura de que la mayoría, más o menos inconscientemente, otorgamos un valor incalculable a la labor, las más de las veces altruista, de todos los voluntarios y voluntarias que ayudan a personas que lo necesitan en cualquier parte del mundo.

Pues bien, la labor de los voluntarios de Cruz Roja y de la Media Luna Roja ya tiene un valor asignado y, esta vez, en términos económicos. Resulta que su contribución, según un informe hecho público por la Federación Internacional de Sociedades Nacionales de Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR), equivale a 6.000 millones de dólares o, lo que es lo mismo, a unos 4.400 millones de euros. Un alto que coste que se ahorran los donantes.

Sin embargo, en mi humilde opinión, estoy casi segura de que esta iniciativa no ha tenido en cuenta, por el momento, el apoyo moral prestado a los más necesitados en cualquier catástrofe natural o situación de emergencia. Es decir, que para mí, aparte de que se pueda cuantificar económicamente el trabajo de voluntarios de cualquier entidad o institución local, nacional o internacional, existe otra, que no puede materializarse o identificarse en dinero, simplemente, porque no tiene precio.

Por este motivo, desde aquí, brindo un enorme aplauso a esta cantidad incuantificable moral o etérea, como quiera que se le pueda llamar a esta labor, que aportan todas las personas voluntarias que forman parte de la, aún sin nombre, creo, red de voluntarios que forman todas y cada una de las personas que se dedican al bien ajeno de forma voluntaria.

Pero, de vuelta al informe que nos ocupa, hay que añadir que también es la primera vez que la FICR cuantifica la relación entre el personal remunerado y los voluntarios, de manera que la red de voluntarios de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja amplía la fuerza de trabajo remunerada de la organización en una relación de 1 a 20, lo que significa que por cada empleado remunerado hay 20 voluntarios, aunque en algunas regiones es mayor (1 a 327 en África subsahariana y 1 a 432 en Asia suroriental).

Por otra parte, el informe destaca que las sociedades nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja cuentan con 13,1 millones de voluntarios en todo el mundo, una cifra que supera el número de habitantes de Grecia o Camboya y que duplica la población de Singapur.

En este sentido, el presidente de la FICR, Tadateru Konoé, con razón, a exhortado a los gobiernos a «reconocer formalmente el valor económico de los voluntarios, reflejando su contribución en los principales indicadores económicos y sociales utilizados en la adopción de decisiones y la planificación en los más altos niveles». ¿Y por qué no?

El inteligente Konoé puso de ejemplo el seísmo de Haití para ilustrar el “incalculable valor social” de este colectivo, al señalar que los voluntarios de la Cruz Roja Haitiana “trabajaron en la búsqueda y el rescate de personas durante la catástrofe natural”. Pero es que, además, prestaron primeros auxilios sólo pocas horas después del terremoto. ¿No merecen estas labores el reconocimiento de un valor económico si parece que todo se mueve en torno a un precio en este mundo en el que vivimos?

Y el dirigente de FICR concluyó, no sin falta de razón que:

“Cuando apareció el cólera, los voluntarios locales fueron de puerta en puerta, de una tienda de campaña a otra, para hablar con sus vecinos sobre cómo evitar contraer esta enfermedad. Estos voluntarios saben dónde viven las personas y son una fuente de información de confianza porque forman parte de la comunidad”.

Pues eso, que el valor de estos voluntarios, moral o en términos económicos, es incalculable y ¿por qué no reconocerlo como se merece tal y como pide el FICR?