Ernesto Uría, un escritor ciego ejemplo vivo de inserción social

Detalle de la portada del libro 'Ficciones y aflicciones' de Ernesto UríaHace tiempo, nos sorprendió con un insólito libro de poemas, ‘Brincando en el paladar’. Ahora regresa con otra entrega, pero en esta ocasión de cuentos, con el hipnótico título de ‘Ficciones y aflicciones’ (Nostrum). Ernesto Uría (San Sebastián, 1956) forja unos relatos cargados de imágenes, poblados de juegos de palabras, y construye un ensamblaje lingüístico que seduce en sostenido desde la primera página hasta la última.

Más ficciones que aflicciones, nos reconocemos en lo que cuenta y en el cómo nos entregamos, en cierto modo lo sigue haciendo, lo de brincar, porque estas historias semejan un grupa que nos lleva, brincando, hasta el otro lado del poema. Aunque sea un cuento. Espero que me sigan. Que no se pierdan. Aunque de perderse, les recomiendo ‘La más bella palabra’ o ‘Ensayo sobre la crisis’.


Literariamente, ¿qué ha ocurrido para que de ‘Brincando en el paladar’, un libro de versos, pase a ‘Ficciones y aflicciones’, de relatos?

No sé si eso es un paso… soy un escritor de poesía que en los últimos años he ido haciendo relatos. Finalmente, los he agrupado en este libro. No ha ocurrido nada, son dos manifestaciones de una misma actividad. Además, es una prosa poética.

¿Más cómodo entre el verso o en la espesura de la prosa?

Básicamente me gusta poesía, en ella me encuentro más cómodo y reparado.

Por cierto, ¿cuál es su mayor aflicción?

Si yo te contara… La crisis, que nos vamos a morir, la pérdida, la carencia, el dolor, la imposibilidad y el tiempo, viajero infatigable que ni ve ni saluda mientras pasa de largo una vez y otra vez… y otra vez…

¿Y la mejor ficción de que disfruta el hombre?

Qué difícil… Hay muchas y muy bonitas, las relaciones con los demás cuando funcionan bien… aunque no es exactamente una ficción…

¿Qué incita a alguien a escribir, en primera instancia, y a publicar, en última?

Para mí, escribir es casi una vocación. Por eso, cuando se me ha presentado la oportunidad de publicar, no la he dejado pasar. Quería dar a conocer lo que he ido escribiendo durante este tiempo, compartirlo con quien quiera compartir.

Asegura que ‘cada pérdida tiene su importancia’. ¿Por qué tenemos que sufrir una pérdida o experimentar dolor para llevarnos a casa un aprendizaje?

No sé muy bien los porqués, pero parece que es así. Nos dan la oportunidad de aprender y extraer los elementos positivos de esos momentos duros para que lo que nos siga ocurriendo adquiera un nuevo significado. O interpretación. No sé si tendría que ser así, pero así es, desde luego.

‘El recurso del discurso de fin de curso’. El retruécano es una figura que emplea mucho en sus textos…

Escribo de oído, e intento que los versos tengan un cierto ritmo. Además, siempre me han gustado las palabras similares con significados dispares.

Si no hubiera leído el libro, ¿por qué texto me recomendaría comenzar?

Tal vez por ‘La más bella palabra’, ‘El pregón’, que lo escribí hace quince años, o ‘Margarita’.

“Siempre me cuesta mucho ver el interior de las personas”. ¿Cuestión de opacidad ajena, de falta de esfuerzo de imposibilidad cósmica?

¡De falta de esfuerzo no, te lo aseguro! De capacidad, probablemente. Si me cuesta ver el exterior ¡imagínate el interior! Godard decía “la gallina es un animal que se compone de interior y exterior; si le quitas lo externo, verás lo interno. Si quitas lo interno verás el alma”. Algo así…

Vuelvo a utilizar un juego de palabras tuyo: entre lo tópico y lo utópico nos quedamos con…

Transito por los dos ámbitos, uno porque no me queda más remedio y otro porque me resulta reparador.

Poesía, cuentos… ¿lo próximo será una novela?

La siguiente entrega será poesía. De teatro también estoy haciendo cosas, aunque más bien como actor. Y en cuanto a la novela… no doy tanto de sí.