Con más de 5.895 metros sobre el nivel del mar, el Kilimanjaro (Tanzania) es la montaña más alta de África y la montaña aislada más alta del mundo. Esto no ha sido impedimento para que una expedición formada por personas con Esclerosis múltiple y Parkinson coronen su cima.
Lori Schneider, primera persona con Esclerosis Múltiple en alcanzar la cima del Everest y escalar las Siete Cumbres, fue la encargada de liderar la expedición. El equipo ha estado compuesto por 29 personas procedentes en su mayoría de Estados Unidos.
Diez de ellas tienen Esclerosis múltiple y cuatro, Parkinson. Junto a ellos viajaban compañeros escaladores y un equipo médico para asistirles en caso de que hubiera alguna complicación.
Dentro de este grupo viajaba Inés Grau. Esta barcelonesa de 24 años ha sido la única española y la integrante más joven del equipo. Recibió el diagnóstico de la Esclerosis Múltiple a los diecisiete años. A pesar de la dureza de la enfermedad, ésta le ha permitido “ver la vida con otros ojos”.
Inspirada por el mensaje de Lori Schneider “Piensa en grande y cree en lo increíble”, y con el apoyo de la Federación Española para la Lucha contra la Esclerosis Múltiple, Inés ha conseguido coronar el Kilimanjaro y nos lo ha contado en su blog. Es ahí donde hemos leído sus primeras impresiones tras llegar a la cima, y cómo dos enfermedades tan dispares se han hermanado ante tan importante reto:
«A pesar de que hemos convivido enfermos de Esclerosis Múltiple y de Parkinson, después de vivir lo que he vivido, ya no tiene sentido diferenciarnos, porque hemos dejado muy claro que nuestra enfermedad ya no nos define. Ahora sólo siento admiración por el resto del equipo, cada cual más fuerte. Hice cumbre con una señora de 68 años afectada de Parkinson. No digo más».
Bonitas palabras que nos recuerdan que todos, sea cual sea nuestro problema o enfermedad, somos capaces de seguir asumiendo retos… y conseguirlos.