Entrevista al Presidente de la Federación Española del Banco de Alimentos, José Antonio Busto

Foto: Jorge Villa
Foto: Jorge Villa

Más de 1.150.000 personas reciben actualmente ayuda de la Federación Española del Banco de Alimentos, una entidad que se constituyó en 1996 y que reparte actualmente unos 84 millones de kilos al año.

Hemos hablado con el presidente de la Federación, José Antonio Busto, y nos ha desmenuzado un poco las entrañas de este gigante de la solidaridad.

José Antonio Busto es uno de los protagonistas de «Tienen mucho que decir«, un proyecto de Bankia, y de las obras sociales de las siete cajas que forman parte de la entidad financiera, para dar a conocer el trabajo de personas e instituciones que están marcando la diferencia en el terreno social, educativo, cultural y medioambiental.

¿Desde cuándo existe en nuestro país el Banco de Alimentos?

El primero de España se creó en Barcelona en el año 87.

¿Pero la idea nace en España?

La idea se coge de Estados Unidos. Un hombre se fijó en una señora, madre de familia numerosa y cuyo marido estaba en la cárcel, y le preguntó cómo hacía para que sus niños estuvieran siempre tan bien atendidos, etc. Ella le comentó que se las arreglaba con los excedentes de un supermercado que les ayudaba.

Este señor que se llamaba Van Halen, y vio en aquello una manera de ayudar a los demás. Buscó una gran tahona y fue acumulando alimentos y repartiéndolos entre la gente. Así comenzó a gestarse el primer banco de alimentos del mundo. La idea pasó luego a Canadá, a Francia y después a España.

¿En España ha crecido rápidamente, no?

Sí, actualmente tenemos ya 52 bancos de alimentos. Creo que la idea es tan simple que nos permite que se desarrolle con cierta facilidad. Para que te hagas una idea, Madrid y Barcelona mueven 10 millones de kilos y ciudades como Sevilla o Bilbao, 4 o 5 millones de kilos.

¿Cómo se forma un banco de alimentos?

Te pongo un ejemplo:El último banco que montamos ha sido el de Teruel. Alguien en la federación vio que faltaba allí un banco y entonces nos pusimos a buscar quién podría ocuparse de algo así. Encontramos a través de Zaragoza a un antiguo trabajador de un banco que aceptó el reto. Le enseñamos el banco de Madrid, su funcionamiento y los requisitos que tenía que conseguir.

¿Qué requisitos son esos?

En general, para que se pueda abrir un banco de alimentos se necesita una nave industrial grande que alguien nos quiera dejar, conseguir maquinaria y algún transporte de alguna empresa que también la quiera “jubilar” o dar, y conseguir un grupo de voluntarios que quieran y tengan muchas ganas de ayudar sin cobrar. Cuando tienes eso, puedes empezar a funcionar.

¿Cuántos alimentos pueden llegar a repartir?

En el año 2010 hemos repartido 84 millones de kilos. Francia que tiene 79 bancos reparte 90 millones de kilos, y nosotros sólo tenemos 52 y repartimos 84… ¡vamos a buen ritmo!

¿La crisis está cambiando el perfil del receptor del banco de alimentos?

Sí, con esta crisis está cambiando el número de personas que necesitan alimentos, se ha ampliado muchísimo el perfil. Se ha incrementado en casi un 45% el número de personas que vienen a buscar alimentos. Pero es que ahora mismo en Europa 79 millones de personas están por debajo del umbral de la pobreza.

¿Cómo es el perfil del banco de alimentos?

Actualmente tenemos 2.000 voluntarios, 2.000 personas que todos los días van a trabajar como si fuera su oficina. Suelen ser profesionales como médicos, ingenieros, químicos, militares que ya se han jubilado y han terminado su vida activa oficial y vienen haciendo lo mismo que hacían en su vida activa pero ahora sin cobrar nada. Utilizan sus habilidades, relaciones o capacidades al servicio del banco de alimentos. El ambiente que hay es buenísimo entre los voluntarios. Por ejemplo, en Madrid tenemos uno de 92 años que llega puntual a trabajar a las ocho de la mañana.

Entonces aquello funciona como una empresa…

Exactamente, cada uno cumple una función determinada. Tenemos gente trabajando como proveedores, conductores, informáticos, en distribución, planificación…

El transporte para todo esto tiene que ser complicado…

Tenemos transporte, pero sólo para abastecer el banco, no para llevar los alimentos a todas las entidades, porque eso sería imposible. La Obra Social Caja Madrid nos ha ayudado mucho en el tema del transporte; nos ha regalado alrededor de unas 20 furgonetas el año pasado que nos han venido increíblemente bien. También hemos recibido 21 furgonetas de la Fundación Carrefour.

¿Entregan alimentos a personas concretas o a entidades?

Siempre a entidades. Ahora mismo asistimos a 6.500 o 7.000 entidades reconocidas o bien por el gobierno, la comunidad autónoma, la iglesia, etc.

¿Qué es lo que más se necesita?

Legumbres y aceite. Casi no recibimos legumbres, menos cuando se organiza la típica «operación kilo» en algún supermercado o entidad.

Aparte de alimentos, ¿reparten alguna cosa más, por ejemplo, pañales, etc.?

No; nos hemos circunscrito a una estructura clara que gira entorno a los alimentos.

¿Cómo distribuyen los alimentos?

Pues en función de las necesidades de cada entidad. Tenemos desde conventos de 12 monjitas a grandes instituciones como Cáritas que necesitan mucho volumen de comida para repartir. Venimos a ayudar a alrededor de 1.150.000 personas. Si repartimos 84 millones de kilos, se puede hacer una idea de lo que movemos.

Si una familia quiere colaborar, ¿cómo puede hacerlo?

Pues nosotros encantados de recibiros, pero es verdad que es poco lo que se recibiría y más lo que se gastarán en transporte en venir a traerlos. Por eso quizá es más fácil hacerlo por otra vía, que son las cientos colectas que se organizan cada poco tiempo, por ejemplo, en las grandes superficies alimenticias…

También hay empresas que organizan su propia “operación kilo”, y lo ideal es que se establezca la manera de llegar a una cifra razonable. Porque al final te cuesta más la furgoneta que la comida.

¿Y qué cifra estaría bien?

Pues 300 o 400 kilos.

¿Funcionan ustedes también en situaciones de emergencia?

No, porque nuestro ámbito de actuación se limita al lugar donde está el banco. Pero claro está que si en esa localidad ocurre una catástrofe o emergencia, ofrecemos nuestra ayuda, como ha ocurrido recientemente con Murcia. Pero no es nuestra misión principal.

Además es que parte de lo que repartimos proviene de la UE, es del fondo español de garantía agraria, son excedentes de la Comunidad Europea. Esos excedentes vienen para una misión determinada que tenemos que cumplir.

¿Cómo somos en este tema con respecto al resto de los países?

Nosotros pertenecemos a la Federación Europea del Banco de Alimentos. Hay 21 países desarrollados que tienen bancos de alimentos, y en total en toda Europa suman 240. De ellos, el primero por número de bancos es Francia. Nosotros somos el segundo.

Y en cuanto a cómo somos con respecto a Europa, sólo decir que el año pasado el único país que había subido en alimentos con respecto al año anterior fue España. Nuestro país es realmente muy solidario.

¿Qué retos son importantes ahora para el Banco de alimentos?

Ayer el Parlamento Europeo estuvo debatiendo sobre cómo se van a reglamentar los excedentes agrarios de la Unión Europea. Este tema es fundamental para nosotros y del que estamos muy pendientes, porque lo que recibimos de excedentes para reparto de alimentos es un 30 o un 40% de lo que repartimos.

¿Quiere añadir algo más?

Solamente animar a la gente a que ayude, que participe en las colectas. Estamos en un momento difícil.