- Foto: we love saneamiento
Os hemos hablado alguna vez de sus originales iniciativas y esta, la que conmemora el Día Mundial de los Derechos Humanos que tuvo lugar ayer, no lo ha sido menos. Hablamos de Ongawa, Ingeniería para el Desarrollo Humano, que ayer a las 18:30 horas levantó, tal y como podéis observar en la imagen de abajo, una construcción colectiva realizada con los canutos del papel higiénico aportados por los ciudadanos. Cada canuto representa, nada más y nada menos, a un millón de personas sin acceso a una letrina. El lugar que acogió el evento, nuestro propio hogar, La Casa Encendida de Obra Social Caja Madrid.
Y es que los datos no mienten. Según apunta la ONG, 2.500 millones de personas en todo el mundo carecen de saneamiento básico; 1.100 millones defecan al aire libre y más de 5.000 personas, en su mayoría niños y niñas, mueren cada día por enfermedades relacionadas con la falta de saneamiento.
Si queréis ver cómo podemos implicarnos todos en el derecho al saneamiento, cuyo Día Mundial se celebró el pasado 19 de noviembre, no dejéis de visitar el blog ‘we love saneamiento’, título que da también nombre a la campaña realizada por Ongawa con el claro objetivo de incitar a la reflexión sobre la cantidad increíble de personas que carecen de algo tan básico en los países desarrollados como lo es un inodoro y las consecuencias negativas que pueden derivar de su ausencia en los hogares.
Bien, pues el colofón de esta digna campaña, no lo olvidéis, en La Casa Encendida a las 18:30 horas. Allí se creará la montaña con los canutos de los rollos de papel higiénico, con la participación de los asistentes para visibilizar un problema casi invisible, pero que afecta a, parece increíble, más de la tercera parte de la población mundial. En la montaña también se colocarán tapas de retretes con la frase ‘Derecho Humano al Saneamiento’.
Pero, ¿sabíais que el saneamiento es un derecho humano reconocido por Naciones Unidas? Pues así es y entre las muchas razones, insisto, porque afecta a la salud de millones de personas, pero también a su educación, al incrementarse las ausencias a la escuela por enfermedades diarreicas, a sus ingresos familiares debido a las bajas laborales y a la disminución de la productividad o su seguridad personal, al tener que hacer sus necesidades en el exterior en zonas en conflicto.
¿Realmente pasa esto en pleno siglo XXI, en la era de los smartphones y los trenes de alta velocidad? Pues aunque nos cueste creerlo sí y, por lo visto, la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio relacionada con este tema está muy lejos de propósito acordado para 2015. Ni siquiera se reducirá a la mitad la proporción de personas con acceso a saneamiento básico.
Toda una acción que conmemoró el Día Mundial de los Derechos Humanos y uno en particular, el derecho al saneamiento. Por la utilidad de esos dignos utensilios: los retretes.