La convivencia con el sida y la felicidad son compatibles

Mano a la que le hacen el test del sida en Angola
FOTO: Javier Mármol

“Mi historia no tiene nada de especial. Es como las de otras muchas mujeres de Angola”. Así comenzaba a narrar su vida Mariana, quien con 15 años fue abandonada por el que era su novio al quedarse embarazada. “Pensé que me quería mucho”, expresaba en su carta. Esta situación le obligó a dejar sus estudios y empezó “ a vender en la plaza”. La vida en aquel país asegura que no es fácil, por lo que ante el miedo de no lograr alimentar a su hijo y cuidarle bien, se lanzó a los brazos de un hombre que pensó que cuidaría de ella y con el que podría formar una familia.

“No quiero justificarme”, señalaba al explicar el porqué de su nuevo romance al confesar que este angoleño tenía ya dos esposas. Volvió a quedarse embarazada y todo parecía que marchaba correctamente hasta que el quinto mes de embarazo, explicaba, comenzó a sentirse mal. Dolores de cabeza, fatiga e incluso dificultad para respirar fue lo que la llevó a acudir un día al hospital. “Tienes tuberculosis”, le informaron. “¡¡Fue tan duro!!”, refleja en su escrito.

Una vez ingresada en el Centro de Tuberculosis le hicieron la prueba del VIH y dio positiva. Su familia la rechazó. Poco a poco, eran más las excusas, incluso de su propio marido, hasta que dejaron de acudir a verla. Era por miedo, aseguraba.

Estaba desesperada, sentía mucho miedo y mucha angustia. Incluso en algún momento pensé en suicidarme

Si no lo hizo y lo superó, señalaba, fue gracias al apoyo del equipo del Hospital. Con el tiempo, sin prisa, fue aceptando esa nueva realidad y fue tranquilizándose al ir conociendo determinados aspectos, como que recibiría medicación para que su bebé no se infectase.

Su hijo nació y no se infectó. Ella logró recuperarse de la tuberculosis, aumentar sus defensas y que se redujese el virus en su sangre.

Poco a poco, recobré la esperanza, las ganas de vivir y seguir luchando por mis hijos

Actualmente, cuenta que hace vida normal, se encuentra bien, “feliz de vivir” y de poder disfrutar de sus hijos.

De esta manera, la mujer dio las gracias a Manos Unidas el pasado día 1 de diciembre, fecha en la que se celebró el Día Mundial de la Lucha contra el Sida y cuando nosotros dedicamos un post al tema. No queremos olvidarlo, pues, aunque tenga una fecha concreta marcada en el calendario, se trata de una realidad que ocupa los 365 días del año.

Éste es tan sólo un ejemplo de los 34 millones de casos que se calcularon en el pasado año 2011. Curiosamente, suelen coincidir en esa primera desesperación inicial que, afortunadamente, termina siendo un primer impacto que finaliza cuando retoman la alegría y recuperan la sonrisa.