
Las lesiones cerebrovasculares causadas normalmente por hipertensión arterial o por un infarto son un factor de riesgo de deterioro cognitivo más determinante que la aparición de placas de proteína beta amiloide en el cerebro, según un estudio publicado por la revista JAMA Neurology.
El objetivo de esta investigación, realizada por el Centro de Investigación en Alzheimer de la Universidad de Davis en California, era ver si existía una relación directa entre las lesiones cerebrovasculares y la presencia de placas de beta amiloide, que se considera un marcador de la enfermedad y estudiar qué efecto tiene cada factor sobre la memoria y sobre el funcionamiento cognitivo.
Para la realización de este estudio se utilizó una muestra de 61 pacientes de ambos sexos y de entre 65 y 90 años, con una edad media de 78. Todos se sometieron a una resonancia magnética para medir el daño cerebrovascular y después a una tomografía por emisión de positrones para hacer lo mismo con la cantidad de proteína amiloide.
Treinta de estos participantes no presentaban ningún tipo de problema cerebral, otros 24 tenían algún problema cognitivo y a los restantes se les había diagnosticado algún tipo de demencia.
La investigación concluyó que existía una correlación negativa entre la memoria y la función ejecutiva de un lado y los infartos cerebrales del otro y que nivel de amiloide en el cerebro no estaba relacionado con cambios en la memoria ni en la función ejecutiva. Además, no hubo señales de que la placa amiloide interactuara con la parte infartada del cerebro.
Sí puso de manifiesto en cambio que el efecto de las lesiones cerebrovasculares era muy importante. “Cuanta más lesión cerebral vascular tenían los participantes, peor era su memoria y peor su función ejecutiva, entendida como su capacidad para organizar y resolver problemas”, indicó el investigador de la Universidad de Davis y líder del estudio, Bruce Reed.
Asimismo, puso en valor la importancia de este trabajo por el hecho de que hay un gran interés por detectar el Alzheimer en su fase más temprana, antes de que se manifiesten los primeros síntomas clínicos y comprobar si un cerebro acumula proteína beta amiloide en cantidades que puedan ser perjudiciales para el organismo.