La imagen de la semana: Dar leche materna al nacer podría salvar a 95 bebés cada hora

Fahida. Una bebé de un día. Tanzania
Foto: Save the Children

Leemos que 95 bebés se podrían salvar cada hora si recibieran lactancia materna en su primera hora de vida y no salimos de nuestro asombro. Y esto es porque siempre pensamos que la leche materna era una de las cosas más naturales, más accesibles y más extendida y gratuita en el mundo como resultado del propio milagro de nuestra naturaleza.

Pues bien, hoy descubrimos que Save the Children está denunciando que si cada bebé fuera alimentado con leche materna durante su primera hora de vida, que es por lo visto la más crítica, podrían prevenirse hasta 830.000 muertes de recién nacidos al año.

Eso traducido en otra medida de tiempo, tal y como avanzaba al principio del post, significa salvar las vidas de 95 bebés cada hora.

Según Yolanda Román, responsable de Incidencia Política de Save the Children:

Si las madres tuvieran ayuda para alimentar a sus bebés con lactancia materna durante los seis primeros meses, muchos más niños y niñas estarían protegidos de enfermedades fatales como la neumonía y la diarrea. Es cuestión de vida o muerte

Dicen desde la ONG que  el enorme progreso alcanzado a la hora de reducir la mortalidad infantil podría acelerarse si más madres dieran el pecho a sus hijos. Y si eso es correcto, ciertamente tendríamos que empezar a hacer algo para fomentar la lactancia.

Por lo visto, que esta forma de alimentar natural y gratuita esté disminuyendo o cayendo en desuso se debe a cuatro causas. Una de ellas es la falta de empoderamiento y educación de las mujeres. En lugar del calostro, en algunos lugares, a los recién nacidos se les da café, manteca de karité o ceniza en su primera hora de vida.

Otra parece ser que la información sobre los beneficios de la lactancia materna es inadecuada y no hay apoyo suficiente para las madres una vez que dan a luz que se une, por cierto, a la dificultad que encuentran las mujeres en compaginar lactancia con la vuelta al trabajo. Todo un reto porque, en países en vías de desarrollo, para colmo, no les remuneran por baja maternal.

Y lo peor en nuestra opinión son esas destructivas técnicas de venta de las compañías productoras de sucedáneos de la leche materna que hacen creer a muchas madres que estos productos son mejores para alimentar a su bebé, aunque no puedan permitírselo económicamente.

Y para muestra un botón. Tan sólo un par de datos de una encuesta realizada en china por la ONG referida y resulta que el 40% de las madres encuestadas recibieron muestras de sucedáneos de leche materna y también el 40% habían sido contactadas por representantes de las empresas en cuestión.

¿Quién habrá engañado a estas mujeres? ¿Cómo podrán creerse de manos de estas compañías suministradores de leche en polvo que es mejor que la leche materna, la propia? Yo, que he parido hace un año un bebé hermosísimo y sano, he tenido que darle leche de fórmula porque no me quedó otra debido a unas pastillas que tomo.

¿Sabéis cuánto habría dado por amamantarlo yo misma? ¿Por tener la experiencia? ¿Por la facilidad de llevarle a mi pecho y ahorrarte calentar agua, limpiar los biberones? Por no hablar de las propiedades que contiene la leche materna y del dinero que cuesta la de fórmula. Que no se equivoquen más mujeres. No tantas.