Recientemente se ha celebrado en Londres la Cumbre Internacional para la Demencia del G8, a la que asistieron los ministros de Sanidad del Reino Unido, Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón, Estados Unidos y Rusia, así como científicos y representantes de Organizaciones No Gubernamentales.
En esta cumbre se ha presentado un informe de Alzheimer’s Disease International (ADI) en el que se indica que para el año 2050 se estima que en el mundo habrá más de 135 millones de personas con demencia, patología de la que el Alzheimer es la más común.
Esta cifra supone multiplicar por tres el número de casos actuales, puesto que los expertos calculan que a nivel mundial son 45 millones de personas que tienen algún tipo de demencia. Por este motivo, los expertos reunidos en la Cumbre del G8 subrayan la importancia de que la investigación de enfermedades como el Alzheimer se convierta en una prioridad a nivel mundial.
En este sentido, el informe recomienda actuar contra la enfermedad de Alzheimer de una forma transversal, poniendo énfasis no solo en la búsqueda de un tratamiento para su curación, sino también en el terreno legislativo, en los servicios de atención de la salud, en los servicios de asistencia y en el desarrollo de los sistemas sanitarios de todos los países. Esto redundaría, según los investigadores de ADI en una mejora de la calidad, la cobertura y la atención a pacientes con Alzheimer.
Cambio en la distribución de la demencia
El Alzheimer está presente en dos de cada tres casos de demencia que se dan a nivel mundial y hasta la fecha esta enfermedad se había desarrollado principalmente en países con mayor renta per cápita.
Sin embargo, el informe presentado por la Alzheimer’s Disease International alerta de un cambio de tendencia y de una mayor prevalencia de la enfermedad en países con menor grado de desarrollo.
Según este documento, en 2050 el 71% de los casos de demencia se registrarán en países en vías de desarrollo o con nivel de ingresos ‘medio’, países en los que los gobiernos y autoridades sanitarias no están preparados para afrontar la «epidemia de demencia» que se avecina.