
Tras 25 días de recrudecimiento del conflicto, los niños de Gaza siguen pagando las consecuencias. Uno de cada cuatro palestinos muertos estos días es un menor y la ONG Save the Children calcula que al menos 194.000 niños necesitan ayuda psicológica.
En lugar de jugar en la calle como suelen hacer cuando acaba el Ramadán, han tenido que enterrar a sus familias, están heridos o desplazados. Más de 100.000 niños han tenido que dejar sus casas y muchos de sus colegios, en los que deberían empezar el curso tras el verano, han sido dañados o destruídos. Lo mismo ha sucedido con las instalaciones médicas.
Y para las 45.000 mujeres embarazadas que se estima que hay en Gaza la situación no es mejor: 5.000 de ellas están desplazadas y su acceso a la atención sanitaria está extremadamente restringido, mientras los partos prematuros se han duplicado por el trauma de las madres.
Restos de explosivos se encuentran diseminados por las calles de Gaza, con el riesgo que eso implica para los niños y sus familias. Con este panorama, desde las ONG hacen todo lo posible para atender a la población, pero sin un claro compromiso de alto el fuego, distribuir ayuda sobre el terreno pone al personal en peligro.
A este respecto, el co director de Save the Children en los Territorios Palestinos Ocupados, David Hasell, asegura que “los niños en Gaza e Israel están pagando el precio del fracaso político”. Y a esto añade:
Los niños nunca comienzan las guerras, pero son los que están siendo asesinados, mutilados, traumatizados, obligados a dejar sus casas, aterrorizados y permanentemente asustados
Hoy, nuestra imagen de la semana la protagonizan los niños de Gaza, que difícilmente podrán olvidar los horrores de un conflicto que ellos no iniciaron y cuyas consecuencias viven en primera persona: