De sobra sabemos que la tecnología sirve en muchas ocasiones para mejorar nuestras vidas: facilita las comunicaciones, acorta distancias y acerca a las personas. Los avances tecnológicos sirven también para mejorar la calidad de vida de colectivos como el de las personas con discapacidad. Hoy traemos a este blog un ejemplo.
El Grupo de Neuroingeniería Biomédica de la Universidad Miguel Hernández de Elche trabaja, en colaboración con la ONCE, en el desarrollo de una neuroprótesis visual que pueda ayudar a personas ciegas o con baja visión residual a mejorar su movilidad e incluso, de un modo más ambicioso, a percibir el entorno que les rodea y orientarse en él.
El germen de este proyecto de investigación son los resultados previos obtenidos por este grupo de investigadores en el contexto de varios proyectos nacionales y europeos. Con la ayuda de la Organización Nacional de Ciegos, se están llevando a cabo estudios que nos permitirán a todos conocer mejor las modificaciones que se producen en el cerebro de las personas ciegas como consecuencia de su adaptación a la pérdida de visión.
Para estos trabajos de investigación se están utilizando técnicas de resonancia magnética y estimulación cerebral. La colaboración multidisciplinar de investigadores básicos y clínicos con experiencia en neurobiología, neurociencias y neuroingeniería es el pilar sobre el que se fundamenta este proyecto y, al tiempo, su principal valor añadido, que queda reflejado en sus objetivos.
Este es solo un ejemplo de cómo la tecnología puede ayudar a personas ciegas o con discapacidad visual y de cómo la ONCE cumple con su misión social, a través de diferentes proyectos que favorecen la autonomía personal, la plena inclusión social y la defensa de los derechos de sus afiliados, sin olvidar la igualdad de oportunidades.
Y es que la inversión solidaria que muchos ciudadanos realizan con la compra del cupón diario revierte en la sociedad en forma de servicios especializados e investigación para personas ciegas o con deficiencia visual grave.