Tecnología para garantizar el acceso global al agua limpia

Los beneficios del avance de las nuevas tecnologías suelen recaer principalmente sobre los ciudadanos de los países con economías punteras en el mundo. Sin embargo, trasladar estos progresos a territorios en vías de desarrollo puede suponer para sus habitantes una enorme diferencia en cuanto a calidad de vida. Por fortuna son cada vez más los proyectos de alcance internacional que se preocupan por compartir las ventajas del crecimiento, llevando la tecnología allí donde es verdaderamente decisiva.

El pasado mes de agosto, el Foro Económico Mundial publicó en su agenda una lista de 14 objetivos tecnológicos para el próximo lustro que podrían hacer de nuestro planeta un lugar mucho mejor. Sin lugar a dudas, uno de los más importantes es garantizar un acceso global al agua limpia, algo tristemente todavía lejano en la actualidad.

En países con grandes explotaciones petrolíferas, por ejemplo, es trascendental implementar la tecnología que permite reutilizar el agua empleada en procesos de fracturamiento hidráulico. El líquido introducido a presión para abrir brechas en el subsuelo, a fin de extraer petróleo o gas, puede ser tratado y aprovechado de nuevo; y está previsto que esta práctica sea cada vez más frecuente durante los próximos años. En la Universidad de Texas llevan varios años trabajando en el desarrollo de sistemas baratos y confiables.

No tiene menos potencial EcoVolt, impulsado por Cambrian Innovation. Es un proceso de tratamiento bioeléctrico, el primero del mundo según sus creadores, mediante el que es posible obtener agua potable y gas metano renovable de alta calidad a partir de aguas residuales como las que se generan en cerveceras, bodegas y plantas de procesado de alimentos. En otras palabras: más agua, más energía y un menor impacto en el medio ambiente.

También pueden ahorrarse millones de litros del líquido elemento usando robots para limpiar paneles solares. De este modo, apostar por la energía solar en zonas desérticas no implicará derrochar grandes cantidades de agua en tareas de limpieza para paliar los efectos de las tormentas de arena. Este fenómeno puede mermar la eficiencia de los paneles hasta un 35% en apenas un mes; y Solarbrush es uno de los robots ideados para revertir la situación de forma responsable.

 

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