El tratamiento con ultrasonidos que revierte el Alzheimer en ratones

No hay cosa que más nos guste en este blog que dar buenas noticias; esto es, hablar de descubrimientos, progresos y avances que aporten esperanzas consistentes a la vida de las personas que sufren Alzheimer y también a sus familias. En este caso, y siempre moderando el optimismo, lo que traemos es un verdadero notición: en Australia han probado con éxito un tratamiento que revierte la enfermedad en ratones. La clave son las ondas de ultrasonido.

Es un estudio de la Universidad de Queensland, en Brisbane, Australia; publicado el pasado mes de marzo en Science Translational Medicine. Varios ratones fueron genéticamente alterados para desarrollar Alzheimer antes de someterse al tratamiento de ultrasonido durante un periodo de entre cinco y siete semanas. Las ondas estimularon sus células microgliales, parte del sistema inmunológico del cerebro y encargadas de absorber las placas de amiloides que se asocian a las enfermedades neurodegenerativas.

Los resultados han sido asombrosos: el 75% de los ratones dejó de evidenciar daños cerebrales y recuperó capacidades cognitivas como la memoria, como quedó claro en exámenes y tests como laberintos. El tratamiento de ultrasonido ayudó a los pacientes a liberarse de los depósitos adicionales de proteínas en sus cerebros,  que impedían un funcionamiento correcto del órgano. Y lo mejor de todo: sin efectos secundarios aparentes.

Como bien sabes, en la actualidad no conocemos demasiadas formas efectivas de luchar contra el Alzheimer. Los tratamientos con fármacos tienen una eficacia muy limitada y efectos secundarios, mientras que las terapias alternativas no han conseguido ir mucho más allá de frenar los síntomas de la demencia, sin acercarse a la cura real de la enfermedad. De ahí que esta investigación australiana haya despertado grandes expectativas en todo el mundo.

En el horizonte, más pruebas, posiblemente en otros animales como ovejas. Las diferencias de grosor entre las calaveras de animales y humanos provoca que para aplicar el tratamiento a personas sean necesarias ondas de ultrasonido más potentes. Por otro lado, aún habría que identificar cuál es la etapa idónea para aplicarlo. El camino a recorrer todavía es muy largo, pero desde luego, parece que se ha encontrado una dirección a seguir.