El pasado mes de julio se celebró en Washington uno de los eventos más importantes del mundo en relación a la investigación sobre Alzheimer: la Conferencia Internacional de la Asociación del Alzheimer (AAIC). En este marco fueron presentadas algunos proyectos esperanzadores en el ámbito del diagnóstico de la enfermedad, concretamente cuatro estudios que abren caminos que verdaderamente invitan al optimismo. Hoy queremos hablarte de ellos.
Dos de estos estudios apuntan a que la presencia masiva de determinadas proteínas en el líquido cefalorraquídeo o cerebroespinal puede servir para predecir el Alzheimer, sobre todo en combinación con otras herramientas de diagnóstico. Otro trabajo, todavía en fase preliminar, apunta que podría ser viable detectar el Alzheimer analizando la saliva y los cambios que experimenta. El cuarto estudio indica que los métodos para crear imágenes de inflamaciones en el cerebro con escáners PET podría ayudar en el desarrollo de tratamientos de protección.
De las posibilidades que ofrece el análisis de líquido cefalorraquídeo, incluso para crear fármacos contra otras enfermedades, te hablamos hace algunos días en este post. Y como sabes, no es la primera vez que se utiliza en la lucha contra el Alzheimer. Cuando el cerebro sufre daños, ciertas proteínas son liberadas en este fluido, encargado de proteger el propio cerebro y la médula espinal. Una de ellas es la llamada neurogranina.
Un estudio realizado en Holanda y presentado en el AAIC ha demostrado que los niveles de esta proteína son superiores en personas con Alzheimer. También ha puesto de manifiesto que las personas con deterioro cognitivo leve que acaban desarrollando Alzheimer parten de unos niveles de neurogranina más elevados que aquellos que se mantienen estables. Además, la investigación muestra que la neurogranina tiende a aumentar a lo largo del tiempo en individuos sin problemas cognitivos, mientras que no lo hace en aquellos con Alzheimer. Por todo ello, cabe concluir que puede ser útil para el diagnóstico temprano de Alzheimer.
Desde Canadá llega el proyecto para diagnosticar Alzheimer analizando ciertas sustancias en la saliva, un procedimiento sencillo y no invasivo. Sus impulsores afirman que han podido encontrar relaciones entre dichas sustancias y determinadas formas de deterioro cognitivo, como el rendimiento de la memoria episódica y el procesamiento de información. En todo caso, se trata de un estudio que no ha hecho más que dar sus primeros pasos y en el que todavía queda mucho trabajo por hacer.
Algo similar sucede con el uso de imágenes de escáners PET. Según lo expuesto en el AAIC, estas imágenes podrían ayudar a determinar con claridad si los tratamientos de protección del cerebro son o no eficaces. La clave está en las células microgliales, que forman el sistema inmunitario del sistema nervioso central y tienen capacidad para proteger o destruir enlaces críticos en nuestro cerebro. Encontrar el modo de mantenerlas en ‘función protectora’ abriría el camino hacia tratamientos de enorme eficacia contra el deterioro cognitivo.