Entrevista a Mónica Stilman: la educación como futuro de la ciudadanía

 

“Ética, justicia, dignidad, respeto y decencia deben ser objetivos en el hacer del día a día. Tenemos la obligación de formar a la joven ciudadanía para ser protagonista responsable de su propia historia, ejercitando la voz, en un marco de amistad cívica”. Con esta premisa nacieron las jornadas Elegir un modelo educativo es elegir un modelo de ciudadanía, dirigidas y coordinadas por Mónica Stilman, licenciada en Educación, escritora de literatura infantil y creadora del aula ‘Hablemos de política en educación’.

Las jornadas tuvieron lugar el pasado 2 de febrero, organizadas por La Casa Encendida en colaboración con la Cooperativa Gredos San Diego, en las que se generó un espacio de reflexión en torno a la educación. Entre los participantes se encontraban profesionales educativos de nuestro Centro Padre Piquer y, en representación del Ponce de León, estudiantes del mismo y la secretaria del AMPA.

Además, también tuvo lugar un taller que giró en torno a la amistad cívica y al aula como primera red social, y donde se recreó la definición de democracia entre aula, hogar y ciudad.

Para tratar de todo ello, hemos hablado con Mónica Stilman en esta entrevista.

 

¿Cómo debería ser la educación ante los retos sociales a los que nos enfrentamos?

El concepto de educación debe cambiar al ritmo que marca la realidad. Se trata de educar en la capacidad de adquirir recursos para la vida como aprendizaje esencial. Lo que se valorará en unos años será la creatividad que se tenga para acometer los retos del futuro. No sirven las respuestas del pasado, hay que plantearse nuevas preguntas. La educación debe ser el reto social por excelencia, el resultado de un consenso que defina a qué sociedad aspiramos. Por ello, los participantes de las jornadas provenían de distintos ámbitos.

En España siempre tenemos la sensación de que aquí todo es peor. ¿Crees que está habiendo avances o vamos con retraso respecto a otros países?

Sin duda, hubo grandes avances que tenemos que tener presentes. Pero nuestra sociedad se capacitó en los derechos del consumidor, en donde la responsabilidad siempre es del otro y la crisis encontró a una población alejada del compromiso. Por ello, la sociedad adquirió la costumbre de pensar que la educación es privativa de las aulas. Hubo padres y madres que tomaron actitudes y quejas a la escuela, exigiéndole una enseñanza que ante todo le corresponde al ámbito familiar.

¿Es posible un encuentro entre aula, hogar y ciudad?

Por supuesto que sí, solo que venimos dejando la educación en compartimentos estancos, cuando hay que promover un consenso educativo que actúe en favor del bien común.  Ante todo, habrá que saber cómo definir este bien común. De ahí la importancia de aprender a pensar, dialogar, debatir y deliberar en el grupo.

¿Qué rol debe desempeñar el profesor en la formación de ciudadanos? ¿Y qué implicación tienen actualmente los padres y las madres en dichos procesos de la formación escolar?

Debemos ser conscientes de que el acontecimiento educativo se produce en todas las áreas de la sociedad; nuestra actitud marca la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos y, para ello, es indispensable la implicación y el compromiso de toda la comunidad. Lo importante entre el que enseña y el que aprende es la relación que se genera entre ambas partes, la actitud, el entusiasmo, la escucha, el modo en que se lleva a cabo el acontecimiento de aprendizaje.

En las jornadas han participado miembros de nuestra comunidad educativa: Ángel Serrano, del Padre Piquer, que aportó su experiencia sobre educación inclusiva, María del Mar Medina, secretaria del AMPA del Ponce de León, y un grupo de estudiantes de ese mismo centro. ¿Cómo calan estos proyectos educativos en favor de la convivencia en ciudades tan multiculturales como Madrid?

Debo destacar que, para llevar a cabo este proyecto, he llamado a innumerables puertas hasta llegar a la Fundación Montemadrid que, con gran sensibilidad, interpretó de inmediato el mensaje y la necesidad de transmitirlo a la sociedad.

Esto no es de extrañar, cuando ya sus centros trascienden el espacio convencional de las aulas acercándose a las familias, apuntando al verdadero sentido de pensamiento en convivencia, modificando su propia estructura interna de espacios y metodología y, sobre todo, contando previamente con la reflexión de los profesores para llevarlos a cabo. Y es que, si son los profesores quienes previamente se convierten en protagonistas de la idea, el mensaje cala de inmediato para la joven ciudadanía, que se siente motivada y acompañada, que opina porque se le escucha, que adquiere su propio protagonismo. Y, como cada centro tiene su especificidad, la reflexión será singular en cada uno de ellos, de acuerdo con su alumnado y su entorno.

¿Cómo crees que reaccionarán los estudiantes que han sido educados en la igualdad, la inmigración o la discapacidad cuando sean mayores dentro de la sociedad?

Los estudiantes deben ser capacitados en el «hacer de pensar” para adecuar y promover ideas creativas que les permitan afrontar nuevas e inesperadas situaciones complejas. No se trata solo de estar informados, es saber qué se hace con dicha información, saber negociar en beneficio del grupo y, por eso, de cada integrante del mismo, contando con los elementos para persuadir o ser persuadidos, sabiendo en qué ceder, aunque no se esté totalmente de acuerdo. Se trata de educación de vida en el aquí y ahora, que podrá verificarse en la ciudadanía futura.

Durante las jornadas se ha hablado mucho del concepto de política. ¿Qué relación hay entre la política y la educación?

Cada uno de los actos que se llevan a cabo en convivencia son actos políticos. El espacio público de las aulas, es convivencia democrática y, por tanto, política. La educación, como la política, no debe basarse en el miedo a la competitividad con los demás, sino competir consigo mismo en esfuerzo y creatividad de nuevas ideas.

Hay un proverbio africano que dice que “para educar a un niño se necesita de toda la tribu”. ¿Qué mensaje podemos extraer de él?

Es un proverbio que ha sido poéticamente motivante desde hace años. Efectivamente, necesitamos de todas y todos para este consenso en educación. Pero hay que señalar que no somos una tribu, somos una sociedad y en estos términos hay que avanzar.