
La investigadora de la Facultad de Medicina de Universidad de Navarra, María Pascual, ha publicado un estudio en la revista EMBO Molecular Medicine en cuyos resultados indican que una proteína, la IGF2, podría ser fundamental para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer.
Esta proteína, asociada con los procesos de memoria y aprendizaje, puede convertirse en una diana terapéutica para el tratamiento del deterioro cognitivo asociado a la edad y, por tanto, también para el Alzheimer.
María Pascual explica que durante la investigación observaron que los niveles de IGF2 decrecían en relación con la edad, por lo que se deduce que la disminución de esta proteína podría estar asociada con la edad y el deterioro cognitivo que se produce.
En base a esta relación, los investigadores desarrollaron un sistema experimental de terapia génica que expresaba la proteína IGF2 durante un periodo prolongado de tiempo con el que pudieron comprobar que en animales envejecidos la IGF2 potenciaba la capacidad cognitiva.
En la aplicación al Alzheimer, desde la Universidad de Navarra afirman que se aprecia que cuando a los animales con deterioro cognitivo se les aplica esta proteína, se reduce su déficit de memoria y se incrementa la densidad de espinas dendríticas que, como hemos explicado en otros post, son pequeñas prolongaciones de la célula en la que se producen la mayoría de las conexiones neuronales.
El Alzheimer se produce precisamente por una reducción en el número de espinas dendríticas en las neuronas situadas en las regiones cerebrales encargadas de los procesos de memoria y aprendizaje. Al producirse esta merma, las conexiones entre ellas son defectuosas y terminan muriendo.
Este tratamiento con IGF2 revierte este efecto de muerte neuronal, por lo que puede ser eficaz a la hora de frenar la progresión del Alzheimer.