Por sorprendente que parezca, un simple resfriado o un virus estomacal podría acelerar la progresión de la enfermedad del Alzheimer.
Así lo confirma un nuevo estudio realizado por un grupo de científicos de la Universidad Southampton (Reino Unido), a partir del cual se ha observado que los afectados por esta dolencia, cuando sufren cualquier infección, experimentan una pérdida de memoria dos veces mayor que aquellos que no la desarrollan.
En esta investigación se ha hecho especial hincapié en comprobar hasta qué punto afecta la inflamación crónica o aguda (respuesta del organismo para defenderse) producida por las infecciones a los sujetos con Alzheimer.
Para ello, los investigadores tomaron medidas de varios indicadores de reacción inflamatoria, entre ellos el factor de necrosis tumoral alfa. Examinaron los niveles de esta proteína cuatro veces en el transcurso de seis meses. De forma paralela, también se valoraron las habilidades cognitivas de cada participante y se realizaron entrevistas a los cuidadores, que fueron los que informaron de la presencia o no de heridas o infecciones.
Según los resultados del estudio, los participantes que, al principio, tenían altos niveles del factor tumoral alfa, tuvieron una pérdida de memoria cuatro veces mayor que aquellos que presentaban bajos niveles. Sin embargo, el deterioro era aún mayor cuando a esta situación se sumaban una o más infecciones, ya que la pérdida de memoria era diez veces mayor que con bajos niveles del factor tumoral alfa y sin infecciones a lo largo de los seis meses.