Vías verdes: el placer del ocio ecológico

¿Qué hacer con 7.000 kilómetros de vías férreas en desuso? En 1993, el entonces ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente encontró la solución. Rehabilitar esas zonas y acondicionarlas para realizar zonas de recreo para todos los públicos y transformarlas en vías verdes.

La idea fue enseguida secundada, y alrededor de unos 1.500 kilómetros han sido ya acondicionados durante estos años para todo tipo de público. Arancha Hernández, jefa del área de estudios y comunicación de la Fundación de Ferrocarriles Españoles nos lo cuenta:

“Ciclistas, senderistas o personas con movilidad reducida pueden disfrutarlas y pasear por ellas, ya que se elimina el riesgo de accidente de tráfico que cualquiera puede sufrir en carreteras o vías urbanas. Se puede ir en patines, en cochecitos de bebés, sillas de ruedas, bicicletas de montaña o caminando, porque su principal cualidad es la accesibilidad”.

Las vías verdes tienen la ventaja de ser superficies muy planas, lo que permite una accesibilidad casi total. La razón es que los trenes se suelen construir con una pendiente máxima de un 3%. Además, constituyen un instrumento ideal para promover una cultura nueva del ocio y del deporte al aire libre, del apoyo a la cultura de la bicicleta.

El Programa Vías Verdes brinda una excelente oportunidad para poner en activo el valiosísimo patrimonio ferroviario español que está actualmente en desuso, y que es mayoritariamente de titularidad pública. Permite la interconexión de espacios naturales, enclaves culturales y núcleos de población, mediante corredores accesibles y públicos.

Por otra parte, las obras de acondicionamiento de las Vías Verdes también incluyen la reconstrucción de antiguos puentes y viaductos para salvar los cauces de los ríos, sea respetando la tipología del antiguo puente ferroviario o mediante la creación de vistosas pasarelas de diseño. Todo un acierto para proteger nuestro medio ambiente.