Millones de niños esclavos

Ha llegado a mis manos un informe de la ONG Save the Children sobre la situación de esclavitud doméstica infantil. Mi sorpresa ha sido mayúscula cuando me he enfrentado al dato de que 40 millones de niños y adolescentes trabajan como sirvientes domésticos en el mundo.

Por lo visto, cerca de 10 millones de éstos menores permanecen ocultos en las viviendas de sus empleadores, sin que exista ningún control sobre su actividad. Estos niños y niñas, a veces con apenas 10 años de edad o incluso menos, sufren en muchos casos condiciones de auténtica esclavitud, sin gozar de ningún derecho y sometidos a interminables jornadas de trabajo, abusos y la humillación de ser tratados como objetos. El informe denuncia que:

“Estos niños son los más difíciles de proteger, dado el carácter privado de su trabajo, que se lleva a cabo dentro del hogares ajenos, haciendo a estos niños invisibles y particularmente vulnerables frente a la violencia, la explotación y el abuso”.

Los trabajadores domésticos infantiles suelen tener entre los 6 y 17 años, la gran mayoría de ellos son niñas, y provienen de familias pobres, rotas y/o monoparentales y casi siempre tienen una escasa de educación.

Entre otros, la pobreza y su feminización, la falta de educación, la discriminación de género y étnica, la violencia doméstica, los desplazamientos, el éxodo rural y la pérdida de los padres por conflictos y enfermedades, son algunos factores que hacen que los menores se conviertan en trabajadores domésticos.

Estas situaciones suelen venir acompañadas de la negación de derechos fundamentales de niños como, por ejemplo, el acceso a educación, atención sanitaria adecuada, el derecho al descanso, ocio o a tener contacto regularmente con sus padres y otros niños.

Y lo peor es que Europa, un continente que se jacta de su desarrollo, no es ajena al fenómeno de los niños esclavos domésticos. En Reino Unido y Francia se han dado ya numerosos casos.