¿Persiste la esclavitud en el siglo XXI?

En otros tiempos – y no hace mucho: recordad el hito de Rosa Lee Park, conocida como la “costurera de Alabama”, ante las leyes que en los Estados Unidos de los años 50 obligaban a ceder el asiento a los blancos-, sí, existía. ¿Ahora? También.

Si en esos tiempos, la esclavitud pesaba sobre las personas negras, ahora lo hace sobre las víctimas de la trata, principalmente mujeres y niñas. Según Naciones Unidas, la trata es una realidad de violencia que sitúa a mujeres y niñas en unas condiciones de explotación y servidumbre tales que son una forma de “esclavitud moderna”.

Así lo recuerda Marta González, coordinadora del proyecto Esperanza, de la Congregación de Religiosas Adoratrices, al tiempo que insiste en que la trata es una forma más de violencia de género.

“La trata de personas no es neutral en cuanto al género: la trata de mujeres está relacionada con la discriminación, la desigualdad en el acceso a derechos y oportunidades y las relaciones desiguales de poder”.
 
“Muchas mujeres, salen de sus países tratando de huir de la pobreza y la violencia para mejorar sus condiciones de vida y caen en manos de redes o personas que las trafican, transportan y ubican en países como España y aquí las someten a una explotación (en la prostitución, servicio doméstico, agricultura, mendicidad…) que viola sus derechos humanos”.

El proyecto Esperanza lleva más de nueve años acompañando y facilitando una salida a las mujeres que han sufrido la trata en nuestro país, atendiendo de forma integral a más de 460.

Te dejamos con un documental sobre las víctimas de esta lacra, titulado «Voces contra la trata de mujeres!: