Los niños de Slumdog Millionaire cambian de vida

Foto: Ecartelera.com
Foto: Ecartelera.com

Desde que ganó ocho Oscar, los principales premios de los Globos de Oro y los Bafta, la película ‘Slumdog Millionaire’, del director Danny Boyle que nos narra una increíble historia de supervivencia y emociones en la India más profunda, las colas en el cine para verla son interminables.

Lo pude comprobar hace unos días aguardando mi turno impaciente para por fin sentarme frente a ella. Decidí escuchar los comentarios de los que salían de la misma, y casi todos iban en la misma dirección: «qué peliculón, qué imágenes, qué color, qué dura pero qué tierna…»

A mi personalmente me encantó. Te deja el sabor de la India en la cara, como si los olores te hubieran acompañado hasta la butaca. Nunca vi una pobreza con tanto color, ni una vida tan dura asimilada con tanta nobleza. Y qué decir de la música. Y de la fotografía.

Al parecer no le fue muy difícil a Boyle encontrar localizaciones para mostrarnos los lugares donde todavía malviven cientos de niños en las calles. Ni le costó rodar la realidad india, ya que la gran mayoría del equipo era local, y eso se nota.

Pero lo que a mi más me impactó fue saber que esos niños protagonistas (por cierto, qué grandes actores a su edad), realmente vivieran en la situación que nos muestra la película.

Rubina Ali, de nueve años, que interpreta a Latika de niña, y Azharuddin Ismail, de 10, que hace de Salim, provienen de una barriada chabolista donde fueron descubiertos por cazadores de talentos. Y al finalizar la película, volvían a su vida real. Aquello provocó una conmoción en medio mundo. ¿Cómo era posible?

Pues tranquilos, que ya no volverán a vivir en esas condiciones infrahumanas. El gobierno indio les ha prometido casa y educación. Amarjeet Singh Manhas, presidente de la asociación para la vivienda asegura que «los niños han hecho mucho por la nación y por eso debemos darles las casas». Una pequeña medida para lo que falta por hacer, pero por lo menos ellos se han salvado. Ojalá todos los que se quedaron tuvieran también la misma suerte.