Mongolia: Medio millón de personas, en riesgo por el duro invierno

imagen campamento nómada en el desierto de GobiSe activa la luz roja de emergencia en Mongolia. La vida de más de medio millón de personas, unas 120.000 familias, peligra después de que su fuente alimentaria, más de seis millones de reses, haya muerto por las crudas condiciones climáticas de un duro invierno que ha llegado a alcanzar los menos 51 grados.

Mediados de abril de 2010. Mientras los termómetros de la capital de España oscilan entre los 7 y los 15 grados centígrados, a miles de kilómetros, en el desierto de Gobi, el mercurio ni se mueve. Las bajas temperaturas, entre menos 21 y menos 25 grados, soterran todo lo que encuentran bajo un manto de decenas de centímetros de nieve.

Más del 10% de la cabaña del país, unos seis millones de reses, no han podido soportar la crudeza de un invierno que se resiste a dejar paso a una primavera que normalmente llega a mediados de febrero. Una situación que precedida por un verano de sequía sitúa al 20% de la población de un país habitado por 2,8 millones de personas al borde del abismo.

Por eso, la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR) llevan semanas apelando a la solidaridad y a la cooperación de la comunidad internacional, pidiendo, al menos, 744.000 euros con los que ayudar a 3.400 familias de pastores.

Cruz Roja lleva meses analizando y alertando de esta crisis humanitaria y, desde hace unos días, uno de sus cooperantes, Javier Barrera,  trabaja en el desierto de Gobi. Llegado directamente desde Indonesia, en apenas una semana ya le ha dado tiempo a recorrer un área de más de 400 km, en la que se ha encontrado con historias como la de una familia compuesta por dos adultos y cuatro niños (el mayor de ocho años y el menor de nueve meses) a los que se les habían muerto todos sus animales y les quedaba tan sólo comida para tres semanas.

Pese a encontrarse a 13.000 km de distancia, con una franja horaria de seis horas de diferencia y unas condiciones climatológicas severas -en tan sólo 4 horas ha caído 10 cm de nieve- conseguimos establecer comunicación telefónica con este cooperante con nombre y apellidos españoles y origen australiano:

¿Cuál es la situación en el país?
Esta tragedia empezó desde diciembre del 2009 y se ha incrementado en los últimos 2 meses. Cruz Roja ya había dado una respuesta en enero, pero la severidad del invierno hizo que tuviéramos que hacer este llamamiento mundial para que se ayude a Mongolia, porque la situación se degeneró de manera lamentable. Piensa que en enero habían perdido un millón y medio de animales y ahora ya van seis. Cuatro veces más en tan sólo 3 meses.

¿En qué consiste la campaña? Además de alimentos, ¿de qué otras cosas les proveen?
Estamos aportándoles alimentación básica, pero también, debido al frío, de materiales para su abrigo y botas para que puedan andar. Asimismo, me gustaría hacer hincapié en la pérdida de animales, ya que suponen para esta gente es mucho más de lo que podemos pensar. No solamente les proveen alimentos y negocio con sus pieles y su lana, sino que además, emplean sus  excrementos  como combustible para el horno. Entonces ya que no podemos proveerles de leña, les estamos dando ropa y abrigos para ayudarles. Repito la Cruz Roja está pidiendo ayuda para salvar vidas, y este es un punto fundamental. Y lo digo porque a veces se pierde la atención en crisis que son muy importantes, pero sin olvidar otras. Si podemos salver una vida humana, hay que hacer el esfuerzo.

¿Cómo conseguís desplazaros?
Con dificultad. Utilizamos vehículos todoterreno y cuando no se puede, porque la situación climatológica es muy severa, nos movemos en caballos y camellos que todavía podemos encontrar en las sedes de las provincias.

¿Se vive en la zona una situación excepcional?
Hace diez años, ocurrió algo similar. Aquí en Mongolia ellos lo llaman un ‘dzud’, pero este año ha sido mucho más dramático. Un factor que ha influenciado todo esto es el hecho de que el año pasado ellos tenían una sequía que generó menos producción de alimentos para los animales, a lo que  posteriormente se ha sumado el hecho de que la temperatura haya bajado tres veces más de lo que se preveía.

En Mongolia, el 30% de la población es nómada, ¿cómo viven?

Los nómadas no cultivan. Los nómadas siempre llevan sus animales a que coman el pasto que crece naturalmente. Ellos no tienen una tradición agrícola, se mueven con las temporadas. Lo que pasa es que al haber una sequía, no ha crecido la vegetación y los animales no han podido comer suficientemente. Ellos no han podido guardar los alimentos que colectan y en el invierno ha llegado el problema.

En cuanto a la vivienda viven en tiendas que se llaman ‘ger’. Tienen un lienzo por encima y entre el lienzo y la parte interna de su casa ellos ponen lana de los animales. La forma es redonda, de unos dos metros de diámetro y como calefacción usan leña y el excremento seco de los animales que genera fuego y el calor que les permite vivir.

¿Qué tipo de animales tienen?
Aquí hay cinco tipos: cabras, ovejas, caballos, camellos y vacas. Y de vez en cuando en algunas familias tienen también ‘yaks’.

Javier lleva diecisiete años volcado en la cooperación y espera poder continuar su labor gracias a la ayuda de la gente. En todo este tiempo no ha habido situación ni país que pueda destacar, ya que insiste, el dolor es universal:

“Lo que sí puedo decir es que el llanto de una madre es igual en todos los países en que he estado y que el ver pequeños morir te genera el mismo sentimiento de dolor estés donde estés. A mí lo que me anima es saber que con mi labor puedo ayudar a una persona”.

La comunicación llega a su fin. Javier se despide esperanzado de que al menos esta entrevista haya servido para poner voz al sufrimiento de las familias de Mongolia y, animar así, a la población española para que preste su ayuda. Haz click aquí para ayudar.