‘El Puzzle’: integración de las personas sin hogar

Fotograma del vídeo del PuzzleSe llama Luis. Es un ex militar que trabajó en misiones de paz. Ahora vive en la calle,  pero tiene mucho que decir a la sociedad.

“Sin nuestra pieza el puzzle no va a estar completo. La sociedad está hecha de piezas. Si yo compro un puzzle y le falta una pieza no me sirve, y ese puzzle debe completarse con nosotros. Porque nosotros valemos para muchas cosas”.

Este es el espíritu de ‘El Puzzle‘, un vídeo de concienciación social realizado por CIPÓ para la ONG Solidarios para el Desarrollo. Las personas sin hogar se cruzan entre nosotros, en el vagón de un metro, en el baño de un aeropuerto; buscan ofertas de trabajo, envían sus curriculum, llaman por teléfono… pero son ‘demasiado viejos’. Tienen más de 40 años.

‘El Puzzle’ quiere mostrar la realidad diaria de las personas sin hogar, su empeño por lograr un trabajo, su deseo de no sufrir más, de tener afecto y amistad. Daniel Garibotti, director del vídeo, cuenta:

“Una vez que te acercas a ellos y los conoces, es imposible pasar a su lado y que su presencia te moleste, desconocemos sus vidas, su día a día. Por eso en ‘El Puzzle’ mostramos su cotidianidad, su humanidad. Cualquiera podríamos ser uno de ellos”.

El vídeo, de 15 minutos de duración, está rodado en Madrid y utiliza la música de los grupos callejeros de la ciudad como ‘banda sonora’. Puede verse en Internet: www.cipocompany.com

PROTAGONISTAS DEL PUZZLE

Félix lleva año y medio durmiendo en el aeropuerto de Barajas:

“Muchas personas que estamos en la calle no estamos por gusto. Y nunca creímos que pudiéramos vernos en esta situación”.

Kike fue abandonado por su madre en una estación de tren cuando tenía 6 años. Hoy vive en las calles, recitando poemas de amor, buscando alguna chica que le quiera.

Sanaá duerme junto al Centro de Acogida Puerta Abierta en Madrid. Muestra una foto de cómo era ella antes de estar en la calle. Está embarazada de seis meses.

Paco era telefonista. El alcohol le llevó a la calle. Se sienta junto a su amigo Félix a pasar el día con “sus vinos y sus cosas”. Como bien dice:

“Que cada uno siga su camino y que nos respetemos todos”.

Julio lleva en la droga 32 años. Es oficial de fontanería, jardinero, cocinero y “campeón de ajedrez de Castilla La Vieja”. Se gana la vida vendiendo en El Rastro lo que encuentra en los cubos de basura de los barrios pudientes de Madrid.

Sólo un último dato: más de 30.000 personas carecen de hogar en España.